Sara Pacheco
Concentración. Cada integrante de la orquesta practicaba en su espacio físico y mental. La danza entre los más jóvenes y quienes cuentan con más experiencia va al ritmo del amor por la música. Entre risas, nerviosismo y galantería, los intérpretes esperaban los pocos minutos que los separan de la historia para presentar el primer concierto Side by Side.
La Orquesta Sinfónica de Carabobo, el Conservatorio Vicente Emilio Sojo, con la presencia del maestro Jesús Anton, y la Orquesta Filarmónica de Yaracuy, celebraron el primer concierto interorquestal del país
La presentación, que se denominó como una celebración a la música, inició con «La consagración de la primavera» de Igor Stravinsky, dirigida por el maestro José Carmelo Calabrese, quien recientemente obtuvo el primer lugar de dirección orquestal en la competencia internacional de música Vivaldi 2024.
Primer concierto interorquestal
Ciertamente, la primavera parecía consagrarse fuera del Teatro Dr. Alfredo Celis Pérez de la Universidad de Carabobo. Los araguaneyes tardíos se unieron a los apamates y a un flamboyan particular desde el Parque Fernando Peñalver. La ciudad parece vestirse de gala para el concierto. Porque Valencia siente más que sus habitantes cuando en sus tierras la cultura abre camino.
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«La consagración de la primavera» está llena de fuerza y tensión. Es casi imposible no sentir los golpes de las notas en el cuerpo. Cuando fue presentada al mundo por primera vez fue criticada. Su vanguardismo, para la época, provocaba conmoción y uno que otro disturbio.
Pero esa misma fuerza hace vivir a la audiencia una experiencia casi cinematográfica. De hecho, la obra describe un rapto y sacrificio pagano de una doncella al inicio de la primavera. Ella debe bailar hasta su muerte para obtener la compasión de los dioses. Parte de esta obra inspiró a «Fantasía», la película de Disney de 1940.
Cada parte de la obra es desafiante, muestra que no solo lo romántico puede ser bello. Y la orquesta, junto a su director, dieron una lección de virtuosidad.
La segunda pieza fue la Sinfonía «Desde el nuevo mundo» de Antonín Dvořák, bajo la dirección del maestro Freddy Silva, director ejecutivo de la fundación conservatorio Vicente Emilio Sojo y director de la orquesta que lleva el mismo nombre.
Esta sinfonía, la número nueve del compositor checo, es una de las más homenajeadas. Los movimientos de la obra llevan al espectador entre distintas emociones, pueden llegar a un estado sublime de relajación y sacarlos inmediatamente con la fuerza de los acordes. Pero realmente las melodías se quedan en la cabeza por horas. Su ejecución, dirección y pasión en cada nota hizo de la Sinfonía No. 9, «Desde el nuevo mundo», un momento mágico.
La Orquesta Sinfónica de Carabobo cumplirá en octubre 48 años de trayectoria artística, académica y social ininterrumpida. Una hazaña tanto loable como heroica.
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