el ultraderechista Jair Bolsonaro y el izquierdista Fernando Haddad. (Foto AFP)

La mayoría de los partidos políticos brasileños se declaró neutro en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del domingo, en la que se enfrentarán el ultraderechista Jair Bolsonaro del Partido Social Liberal (PSL) y el progresista Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT).

Al menos catorce formaciones decidieron no adherirse ni a la campaña del polémico capitán en la reserva del Ejército ni a la del heredero del encarcelado expresidente, Luiz Inácio Lula da Silva, condenado por corrupción y vetado de concurrir en los comicios por su condición jurídica.

Entre ellas figuran varias de las siglas más tradicionales del país, como el Movimiento Democrático Brasileño (MDB), que lidera el presidente Michel Temer, y el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), del expresidente Fernando Henrique Cardoso.

El resto son una serie de partidos de centro, de enorme peso en el Congreso, de los cuales, la gran mayoría, integró la coalición de Geraldo Alckmin, postulado como candidato por el PSDB y derrotado en la primera vuelta de los comicios del 7 de octubre al quedar en cuarto lugar con un 4,76 % de los votos.

La decisión de declararse neutrales y liberar a los militantes se debió principalmente a que varios de esos partidos aún se juegan mucho en las elecciones regionales en las que aún no está definido el gobernador, por lo que decantarse por uno u otro podría abrir guerras internas en los partidos y frustración en su electorado.

Tal es el caso de los socialdemócratas, cuyo candidato al Gobierno del estado de Sao Paulo, Joao Doria, apoya abiertamente a Bolsonaro, si bien la directiva nacional decidió optar por la neutralidad.

También del MDB, cuyo presidente, Romero Jucá, liberó a los miembros de su partido para «votar de acuerdo con su conciencia y su coyuntura regional».

Otros partidos se declararon «neutrales», pero vetaron de una u otra forma a algunos de los presidenciales o incluso a ambos, como ocurre con el Partido Popular Socialista (PPS) y Demócratas (DEM).

El partido Novo, que postuló al empresario Joao Amoedo y obtuvo un 2,5 % en la primera vuelta, aclaró que sus integrantes son «absolutamente contrarios al PT», mientras que Rede, de la ecologista Marina Silva, otra de las derrotadas en la primera vuelta, no apoyó a Haddad, pero nego el voto a Bolsonaro.

Por otro lado, únicamente el Partido Laborista Brasileño (PTB), salpicado en varios escándalos de corrupción, y el conservador Partido Social Cristiano (PSC), en el que militó Bolsonaro, han declarado su apoyo oficial al ultraderechista.

Haddad, quien ya contaba en su coalición con el Partido Comunista de Brasil (PCdoB) y Partido Republicano del Orden Social (PROS), a cuyo presidente le busca la Policía por sospechas de corrupción, consiguió sumar a su alianza de izquierdas tres partidos más.

Se trata del Partido Socialismo y Libertad (PSOL), que postuló a las elecciones al líder de los Sin Techo, Guilherme Boulos; el Partido Socialista Brasileño (PSB) y el Partido Democrático Laborista (PDT), que dio un «apoyo crítico» a Haddad.

El PDT obtuvo un 12,5 % de los votos en la primera vuelta de las presidenciales con Ciro Gomes, por lo que su apoyo se percibía como fundamental. Sin embargo, nada más terminar la elección, Gomes hizo las maletas y se marchó de viaje a Europa sin hacer campaña en la calle con Haddad.

Pero el verdadero significado de respaldo «crítico» vendría días después, cuando Cid Gomes, hermano de Ciro, dijo en acto a favor de Haddad que el PT «merece perder la elección» e instó al partido a entonar el «mea culpa», tener «humildad» y «reconocer que hicieron muchas tonterías».

El presidente de los laboristas, Carlos Lupi, respaldó a Gomes y dijo que sus opiniones eran compartidas por buena parte del partido.

Sin la capacidad de unificar a todas las voces del campo progresista, Haddad tampoco ha conseguido crear un «frente democrático» amplio y suprapartidario que haga frente a Bolsonaro, un nostálgico de la dictadura militar y firme defensor de la liberación de la venta de armas.

En un intento por captar parte del electorado de centro-derecha, el socialista ha intentado sumar a su causa al expresidente Fernando Henrique Cardoso (1995-2003), quien rechaza a Bolsonaro, pero tampoco comulga con el PT.

Sin más movimientos, los sondeos prevén una victoria amplia de Bolsonaro con un 60 % de los votos, frente a un 40 % que obtendría Haddad, quien busca la fórmula a contrarreloj para revertir esa distancia en menos de una semana. EFE




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