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En Los Tamarindos se han caído varias casas por la crecida del río Cabriales (Foto: Dayrí Blanco)

Yolanda Flores llora cada vez que llueve. Incluso, cuando ve que las nubes se ponen grises ella empieza a padecer. El patio y parte de la cocina de su casa están prácticamente en el aire por los efectos de las crecidas del río Cabriales, en la comunidad Los Tamarindos de la parroquia Rafael Urdaneta de Valencia.

Las viviendas que estaban al lado y al frente de la de ella ya no existen, y todo indica que unas de las siguientes en la lista es precisamente la de Yolanda, porque el riesgo de que se caiga es cada vez mayor.

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El patio y parte de la cocina de esta casa están prácticamente en el aire (Foto: Dayrí Blanco)

Hace tres días vio cómo la pared de unos vecinos cedió, así como uno de los árboles cercanos y su preocupación aumentó. “He llorado por mi casa, el patio lo tengo todo rajado, esto se va a caer y yo no tengo a donde irme”.

Ella vive con tres menores de edad por quienes no puede dormir en las noches de lluvia, el temor de que su vivienda se desplome está latente, así como el de las casi 30 familias en riesgo en la calle Páez de esa comunidad, ubicada a orillas del río Cabriales.

Sin ayuda de nadie

Anthony Sánchez saca cuentas mentales rápidamente para asegurar que ya tienen más de cinco años pidiendo ayuda a entes gubernamentales, pero no la han recibido. “Hay personas que se fueron porque las casas se cayeron y están deambulando por ahí. Yo soy vecino de al lado de la señora Yolanda y el río también está llegando”

En el interior de las casas el drama es evidente. Pisos y paredes con grietas y grandes fracturas son visibles en el cemento que forman un desnivel que asusta a cualquiera que camine por el lugar.

“Están todas cuarteadas. Hay una casa que lo que le queda es la sala y la señora no tiene ni donde dormir”. El llamado de Anthony es claro: Le decimos al gobierno que nos ayude, ya no podemos seguir así, cada vez que llueve esperamos que se nos caiga una casa”.

Gladys Castillo tiene 40 años como habitante de Los Tamarindos y, según su relato, desde que Enrique Salas Römer era gobernador, no han vuelto a realizar labores de embaulamiento y canalización en el lugar.

“Miren el matorral que hay… Anteriormente venía una máquina y limpiaba y cuando el rio crecía se iba derecho, pero ahora choca por todos lados y se lleva las casas y el gobierno no ha hecho absolutamente nada”.

El temor de ver su casa desplomarse

Beatriz Chirinos vive en la comunidad desde hace 20 años. El sábado 23 de julio, por la crecida del rio se cayó un árbol y tumbó una pared de la casa que habita con su familia y que era de sus suegros, porque la de ella, justo al lado, está inhabitable.

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El sábado 23 de julio se cayó la pared de unas de las casas (Foto: Dayrí Blanco)

“Atrás había como cinco casas, todas se cayeron y no les han respondido. Yo nunca he visto que hagan algún tipo de trabajo en el río, y cuando la pared se desplomó vinieron comisiones de los bomberos y la policía y ellos solo hicieron un informe, no pueden hacer más”.

La preocupación de Beatriz es lógica. “Tememos que se nos caiga toda la casa porque no sabremos qué hacer, para dónde vamos a agarrar si no tenemos para comprar una casa… Por eso pedimos que el gobernador y el alcalde vengan a ver nuestra situación, que vean con sus propios ojos que es verdad lo que está pasando”.




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