En el distribuidor Bellas Artes, municipio Palavecino, escenario de intensas refriegas y lugar donde dieron muerte a Eduardo Orozco, la vigésima y última víctima relaciona con las protestas antigobierno en Lara, se reencontraron jóvenes y vecinos de comunidades cercanas, ayer 11 de octubre, para recordar justo seis meses después la memoria de los primeros asesinados en la región: Gruseny Antonio Canelón, Miguel Ángel Colmenares y un adolescente.
La actividad fue organizada no solo para rendir tributo a los fallecidos a través de un mural y la instalación de un monolito en memoria de Tony Canelón por ser el distribuidor Bellas Artes donde cayó herido durante la acción represiva de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), sino también para hacer tanto ruido como sea necesario para que las muertes no queden impunes, dijo la representante del Centro de Derechos Humanos del Colegio de Abogados del Estado Lara, Carmen Luisa Durán.
Rosa Orozco, la madre de Geraldine Moreno, asesinada en Valencia en 2014, y los padres y hermana de Nelson Daniel Arévalo Avendaño, ultimado en la avenida Hermann Garmendia de Barquisimeto este año, estuvieron presentes en la actividad.
21 organizaciones locales defensoras de derechos humanos redactaron un documento donde exigen justicia al Ministerio Público y a la Defensoría del Pueblo.
Los grupos están estructurando talleres de formación sobre derechos humanos con la idea de tener una sociedad mejor preparada ante situaciones de violación de derechos.
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