En la mayoría de las ocasiones cuando se analiza la crisis que vive Venezuela y padecen los venezolanos, se hace básicamente hincapié en el área económica. Se menciona la escasez, la caída de la producción nacional y la temible inflación que se come el ingreso de los venezolanos.

Pero ante las dimensiones de la crisis, lo pertinente es mirar otros aspectos relacionados con la crisis y que serán mucho más difíciles de superar, como por ejemplo el daño que se le está causando a un sector muy amplio de la sociedad y sobre todo a los niños.

¿Se ha detenido usted a evaluar cuál será el futuro de los miles de niños que están padeciendo de hambre o comiendo de la basura?

¿Se ha detenido a pensar qué será de los niños que están en plena gestación en el vientre de las madres que no sólo no se alimentan bien, sino que tampoco están consumiendo los medicamentos para el desarrollo de ese feto?

Lamentablemente una generación completa de venezolanos está en peligro. Serán niños con severos problemas de crecimiento, de desarrollo intelectual y con una salud sumamente frágil. Pero además estarán a merced de un sistema público de asistencia médica sumamente vulnerable.

Nuestros hospitales están en ruinas. No hay insumos, ni equipos suficientes para que nuestros médicos cumplan con su deber. Literalmente están haciendo milagros. No hay como evitar que las secuelas de la crisis afecten a los niños. Ni tampoco pueden evitar que nuestras madres embarazadas por lo menos reciban alguno de los medicamentos o suplementos que requieren para el crecimiento acorde de esos infantes.

La situación es terrible. Si tomamos en consideración una parte de los datos que arrojó la última “Encuesta de Condiciones de Vida de los Venezolanos”, ENCOVI, veremos como 8 de cada 10 hogares venezolanos están en la pobreza y 5 de cada 10 se ubican en pobreza extrema.

Ese diagnóstico en cualquier país normal y con un gobierno serio, hubiese generado una declaratoria de emergencia nacional. Pero como el desgobierno venezolano para nada es normal, mientras la crisis condena al hambre a miles y miles de coterráneos, ellos festejan el Carnaval y bailan en cadena nacional.

¡Qué descaro! Hoy más que nunca Venezuela necesita de la Unidad de todos los demócratas y ciudadanos que aman la libertad, para que hagamos realidad la cruzada del rescate del país. Construyamos el cambio.

 

 




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