Por cinco horas, Nicolás Maduro presentó su memoria y cuenta en el Tribunal Supremo de Justicia. Lamentó hacerlo allí, pero prometió presentarla en 2018 en la Asamblea Nacional, sin explicar el por qué el próximo año si lo hará en el parlamento y no nuevamente en el TSJ, ya que aun en 2018, el parlamento estará en manos de la oposición o será que el siguiente paso del gobierno será disolverla por completo, tras todo el poder que le han arrancado mediante sentencias del TSJ a su total servicio y entrega.

En esa exposición no dijo nada extraordinario. Solo ratifico sus ultra poderes otorgados por el nuevo Decreto de Emergencia Económica que extenderá durante 2017 y le permitirá gobernar sin ningún control legislativo. Como pez en el agua seguirá ejerciendo su rol de Presidente de la República. Por eso, autorizó la creación de casas de cambio en la frontera colombo venezolana y desde el 16 de enero abrieron sus puertas ocho de las mismas. También abrirán, dijo “un sistema de tiendas en peso colombiano y moneda convertible, a lo largo y ancho de la frontera, como complemento del servicio que estamos prestando de gasolina, diésel y de las casas de cambio”. Memoria y cuenta que no mostró ningún índice positivo de su administración por la vía Decreto de Emergencia Económica, por cuanto gobernar a través de éste no revertió ni bajó la inflación, pues alcanzó el 600 por ciento y la escasez de alimentos en 53 por ciento y la de medicinas hoy se encuentra en 83 por ciento, mientras que la economía se contrajo en 12 por ciento, lo cual generó una pobreza generalizada del 70 por ciento de la población. Cifras que le permiten al diputado José Guerra calificar la gestión de Maduro durante 2016, como la peor de la historia venezolana, desde el punto de vista económico y social, ocasionada no por la caída de los precios del petróleo, sino por la implantación de un modelo fracasado, como lo es el Socialismo del Siglo XXI, el cual no funciona de acuerdo con los avances de este siglo, sino según los parámetros de los caudillos del siglo XVIII y XIX.

Una memoria y cuenta que a juicio de Chúo Torrealba no fue tal, sino “un discurso político de baja calidad, lleno de lugares comunes y vacío de información, pleno de ofensas y huérfano de ideas que no reconoció ninguno de sus garrafales errores de 2016 ni arrojó luz alguna sobre el sombrío 2017”. Pero Maduro no parece importarle crítica alguna, sino seguir imponiéndose como Presidente de la República, Jefe de Estado y Comandante en Jefe de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, pues ignoró todo agravio hecho a la Carta Magna al aseverar que está y seguirá ejerciendo día a día todas las funciones establecidas en la Constitución Bolivariana de Venezuela. Con la presentación de su memoria y cuenta en el TSJ, Maduro sigue violando la constitución nacional de forma descarada y sus súbditos le aplauden. Su alegato es que el parlamento aún se encuentra en desacato, pese a que ya retiró los diputados de Amazonas, como se lo imputó el máximo tribunal de la República, el cual en vez de obligar a Nicolás Maduro a cumplir lo estipulado en la Carta Magna le sigue el juego macabro para debilitar más a la AN opositora y poder gobernar plácidamente a través de las instancias que domina desde el Poder Ejecutivo, lo cual demuestra sus complicidades para resquebrajar la democracia participativa tan cacareada por los oficialistas e imponer un régimen socialista no contemplado en la Carta Fundamental venezolana. Y al no presentar su memoria y cuenta en la AN se burla de más de 7 millones y medio de venezolanos que refrendaron con su voto su legitimidad, tan cuestionado al TSJ por la manera oscura y truculenta como fueron seleccionados sus magistrados por la AN presidida por Diosdado Cabello, el zar de la inconstitucionalidad y los desafueros políticos o las locuras que le dijo a Chávez era capaz de realizar para para consolidar la revolución bolivariana, tan cuestionada por el 82 por ciento de la población.

Sin embargo, Maduro no le importa poseer esa gran impopularidad en Venezuela, porque su visión es acabar con todo lo establecido, cuan seguidor de Lenin para arrebatar el poder a los otros e imponer su hegemonía política. Por eso, aprovecho su estadía en Nicaragua para encabezar reunión del comité ejecutivo del Foro de Sao Paulo y desde ese escenario aseverar que la que la AN esta auto disuelta, en aras de crear una opinión pública internacional en contra del parlamento. Estrategia totalmente desleal y macabra que marca hasta donde es capaz de llegar el gobierno para perpetuarse en el poder y difamar a los venezolanos que votaron por una AN contraria al chavismo. Cabe preguntarse si hubiesen sido los opositores que hubiesen dicho eso contra una instancia del gobierno, Maduro los hubiese llamado apátridas y traidores de la patria que salen al exterior a mal poner las instancias del país. E

El artículo 237 de la Carta Magna dice que “dentro de los 10 primeros días siguientes de la instalación de la Asamblea Nacional, en sesiones ordinarias, el Presidente de la República personalmente presentara, cada año, a la asamblea, un mensaje en el que dará cuenta de los aspectos políticos, económicos, sociales y administrativos de su gestión durante el año inmediatamente anterior”. Eso es lo que dice la constitución nacional de manera textual, sin embargo, es letra muerta para el presidente Nicolás Maduro, por cuanto por primera vez  en la historia un jefe del Estado no presenta su memoria y cuenta en el parlamento, sino en el Tribunal Supremo de Justicia, con la justificación de que la Asamblea Nacional se encuentra en desacato. Tesis que es negada por diputados opositores, por cuanto aseguran que ya fueron desincorporados los parlamentarios del estado Amazonas, que era el pedimento del TSJ para dejar funcionar a la Asamblea Nacional y regresarle sus competencias, pero no fue así. Al contrario, se ha recrudecido el irrespeto al parlamento nacional y para demostrar que tiene más poder que la Asamblea Nacional y que está apoyado jurídicamente y puede hacer lo que le plazca, porque sobre su mandato no pesa el control que le delega la Carta Magna sobre el ejecutivo. Por eso, el este domingo 15 de enero presentó su memoria y cuenta en el TSJ, frente a magistrados no elegidos popularmente, sino con el dedo y según los criterios partidistas del PSUV. Un desacato, que a juicio de Freddy Guevara, primer vicepresidente de la AN, es una acción inconstitucional que desconoce la voluntad del pueblo. No hay Estado de Derecho, aclara, mientras asevera seguirán legislando y convocando a la ciudadanía a una gran movilización que genere el quiebre de la dictadura. Una utopía este sueño en época de dictadura marxista leninista castrista, porque a través del Comando Antigolpe recién creado no permitirán a la oposición sublevarse ni con la palabra, porque los callarán en las cárceles o con otros métodos propios de los regímenes totalitarios.




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