Yo se que para los medios de comunicación el sensacionalismo y las noticias resonantes son el pan cotidiano. Es por eso que, a pesar de todos los problemás que ha tenido  y sigue teniendo con la droga, con los impuestos evadidos y con los hijos regados por el mundo, Maradona todavía es noticia.  Y así la proclama publicada en primera página de todos los periodicos del país donde “Maradona se ofrece como soldado de Maduro.” ha sido impactante! Soy chavista hasta la muerte  –  dijo el ex  futbolista   –  y cuando el presidente Maduro lo ordene me vestiré de soldado para pelear en contra del imperialismo yankee, desconociendo evidentemente lo que está sucediendo en Venezuela.

Diego Armando Maradona ha sido una estrella en el mundo del deporte y su historia, si se quiere, es apasionante porque es la historia de un muchacho que, nacido en la pobreza más desesperada de esas “villas miserias”  –  así se llaman en Argentina  esos ranchitos donde vive la gente pobre  –  ubicadas en las afueras de la ciudad de Buenos Aires, donde impera el hambre y el abandono, ha hecho realidad su sueño de convertirse en un deportista famoso y ha ganado muchísimo dinero  dando patadas a una pelota. Sin embargo en la vida es mucho más fácil llegar a ser famoso que permanecer en la cumbre, porque en el primer caso hace falta capacidad, predisposición, talento y, porque no, mucha suerte, mientras que para permacer allá arriba se necesitan excelsas dotes morales, mucha moderación y un inmenso control de sí mismo para poder valuar día tras día las conquistas logradas, dándole gracias a Dios  y al mundo.  Y para eso se requiere sentido común y mucha madurez, cualidades que el “pibe de oro “  –  así le llaman, mejor dicho le llamaban, en el ambiente futbolístico   –   no tiene ni nunca tuvo.

Y así, como casi siempre sucede,  la telaraña sutil y tentadora de ese mundo irreal en el cual se había sumergido, lo ha trastornado llevándolo inexorablemente por el camino de la perdición. Y ahora que los tentáculos de la sociedad de consumo, de la droga, de ese mundo atrayente  y hechicero pero ilusorio y ficticio que poco a poco lo ha arrollado hasta bajarlo de ese olimpo de los dioses donde el creía estar de por vida, para convertirlo  en un “común  mortal” con todas sus debilidades, no solamente da lástima sino inspira tanta piedad!  Y así, a la imagen del vencedor que levanta al cielo la copa, simbolo de victoria, se contrapone el rostro hinchado, sucio y barbudo de un hombre aturdido y pasmado por la coca.

Esa es la inevitabile decadencia de un ídolo que con sus jugadas geniales entusiasmaba al público pero que, como todos los ídolos de este mundo, también tiene sus propios límites. Y los límites de Maradona, por lo visto, como todos hemos podido comprobar a través de ese ofrecimiento desatinado e irracional hecho al chavismo y al mismo Maduro, no sobrepasan el rectángulo de una cancha de futbol. Que triste!

 

Desde  Italia  –  Paolo Montanari Tigri

 

 

 

 

 




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