Ipys Venezuela denuncia que a activista detenido se le impide el contacto con su familia
El periodista Carlos Julio Rojas / Foto: Cortesía

Sol Rojas, madre del periodista Carlos Julio Rojas, denunció que este permaneció durante varios días, amarrado, sin poder ir al baño, ingerir agua ni comida. Así estuvo en una celda de castigo de dos metros de largo y la misma dimensión de ancho, la que llaman “el Tigrito” en la prisión militar de Ramo Verde.

La dama sostuvo que tras ser  incomunicado por dos semanas, cuando por fin se le permitió la visita ella lo encontró visiblemente afectado con menos peso y algunas marcas en su cuerpo. Durante esos días, según señaló, también le fueron robadas sus pertenencias: ropa, comida, dinero y hasta un rosario que cargaba en el pecho.

Sol Rojas detalló que fueron exactamente 16 días los que su hijo tuvo sin poder ir al baño y dos días más sin ingerir agua ni comida, lo cual constituye un atropello a la protección del derecho a la vida sin justificación alguna.

La desesperada madre hizo responsable a los custodios de Carlos Julio Rojas de lo que pueda sucederle, por cuanto es evidente toda la violación de sus derechos humanos y controles excesivos mediante cámaras y presos cooperantes en el penal.

Refirió que su hijo es el primer periodista venezolano imputado por delitos forjados en un tribunal militar y privado de libertad. En su opinión se le tortura por mantener su genuina y activa preocupación por la información oportuna y veraz que se genera en el país debido al oficio que ha ejercido por más de una década casi como un apostolado social y en la que en su condición de presidio incluso se le ha negado hasta poder escribir.

La madre del dirigente del Frente Norte Caracas, reveló que su hijo también fue amarrado y castigado junto con el dirigente de Voluntad Popular del estado Carabobo, Carlos Graffe.

“La brutal decisión de someterlos a estas torturas es porque no pueden aplacar su real preocupación por los venezolanos que luchan desde sus tribunas por el rescate de la libertad y la democracia de Venezuela, aun cuando están totalmente incomunicados en la Ramo Verde”.

Precisó que este amedrentamiento continuo por parte del SEBIN se ha extendido incluso a las puertas de su casa en La Candelaria, Caracas, en la que se han apostado hombres con capuchas y armas largas desde hace más de 20 días.

 

 

 




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