El presidente Nicolás Maduro lanzó este mes dos controversiales operaciones que podrían generarle menos de dos millones de dólares en liquidez a cambio de endeudar al país cerca de ocho millones de dólares.
La primera operación se trata de la criticada colocación de dos millones 800 dólares en bonos de PDVSA con el banco de inversión estadounidense Goldman Sachs. La segunda, y aún más controversial operación, incluye una emisión de cinco millones de dólares en bonos pagaderos al portador, que están siendo puestos en venta a un precio de un millón de dólares.
“Esos son precios de liquidación”, explicó Russ Dallen, socio de la firma de corretaje Caracas Capital Markets. “Es del tipo de operaciones que una persona realiza cuando sabe que al final no va a pagar las deudas, como cuando estás por declarar la bancarrota pero poco antes sales a comprar de todo, cargando hasta el máximo las tarjetas de crédito”.
Lo que recuerda a los pasos dados por Grecia antes de entrar en default, Maduro está endeudando a Venezuela como si no tuviese un mañana.
Los bonos al portador, que en esencia permitirían a una persona transportar cinco millones de dólares anónimamente dentro de un maletín, son un instrumento actualmente muy pocas veces visto en los mercados financieros, tras haber sido descontinuados en Estados Unidos y otros países por convertirse en el instrumento perfecto para el lavado de dinero y la evasión fiscal.
La referencia mejor conocida sobre estos instrumentos quizás sea los bonos al portador Nakatomi, mencionados en la película Duro de Matar con Bruce Willis, donde el villano, Hans Gruber, esperaba escapar cómodamente con 640 millones de dólares dentro de una valija.
Es muy escasa la información disponible en el mercado sobre la emisión privada de los bonos al portador emitidos por la nación, pero uno de los datos que fue dado a conocer llama mucho la atención de Dallen.
“Es el primer bono que dice que Venezuela no tiene que ser un país miembro del Fondo Monetario Internacional, y que eso, en sí mismo, no es un evento de default”, comentó el experto financiero citando la información que aparece en el sistema de Bloomberg.
Los bonos fueron colocados en el estatal Banco de Venezuela y un broker chino está intentando revender los títulos entre firmas financieras estadounidenses, reportó el diario estadounidense The Wall Street Journal.
Los bonos, con vencimiento en el 2036, no están registrados en las organizaciones internacionales, que suelen anotar estas emisiones de deuda y por lo tanto no pueden ser comerciados electrónicamente, lo que incrementa el nivel de riesgo, indicó el diario.
La emisión de los bonos al portador es aún menos favorable para la nación que la operación con Goldman Sachs, pero está última también es vista como un acto de gran irresponsabilidad financiera por parte del régimen.
Ese tipo de rendimiento pagado, a través del inmenso descuento con que se colocaron eso bonos, básicamente anuncia al sistema financiero internacional que Venezuela está en quiebra, advirtió desde Washington Antonio De La Cruz, director ejecutivo de la firma de asesores Inter American Trends.
Pero la operación de Goldman Sachs fue realizada a un alto costo político para el banco estadounidense, ante acusaciones de que le lanzó un salvavidas financiero a un régimen que viola los derechos humanos y que cuya feroz represión contra manifestaciones pacíficas han dejado un saldo en las últimas semanas de al menos 65 muertos y cientos de heridos.
Al no comprar los bonos directamente a PDVSA, Goldman Sachs pudo argumentar que adquirió los instrumentos en el mercado secundario, pero aún así ha sido cuestionado por importante voces dentro de Estados Unidos.
Con información de El Nuevo Herald.