Indignados y estafados. Así se sienten las más de mil personas que compraron y pagaron por completo sus locales comerciales hace más de 10 años, y aún esperan que se los entreguen.
Se trata de 443 mini tiendas del centro comercial San Diego II y las 148 oficinas de su torre empresarial, ubicadas en la parte trasera del centro comercial San Diego I, además de los 642 locales del Gran Bazar Galería que corresponden al espacio donde funcionaba la alcaldía de ese municipio.
Yolismel Castellanos compró su local en el año 2009 bajo la promesa de que le sería entregado en 2013, pero hasta ahora solo ha recibido como respuesta que la crisis económica del país, sumado a la pandemia. “Pero cuando debían entregar no había la crisis que ellos en el Grupo Fernández y la Constructora Banin alegan y nosotros pagamos todas nuestras cuotas completas, y al que se atrasaba le aplicaban intereses”.
Ella tiene mucha incertidumbre. Mira desde afuera la obra inconclusa en la que apostó sus ahorros y a la que ni siquiera la dejan entrar. “Queremos verificar al menos que los metrajes se corresponden con lo que está en los documentos, porque nos están pidiendo que levantemos una data cuando ellos deben tener todo eso”, expresó durante una protesta que realizaron varios de los afectados.
Francisco Flores, con su carpeta en mano y todo bien organizado, mostró los recibos de pago de los 40 giros correspondientes a su local en el Gran Bazar Galería y en que pudo constatar que no se ha hecho ninguna construcción, pese a que personas como él compraron en el año 2011 y les prometieron la entrega para 2015.
Prácticas irregulares
Martha Aldama confió dos veces en las ofertas de las empresas encargadas de estas construcciones. En 2010 compró en San Diego II y en 2012 hizo lo mismo, pero en un proyecto que le presentaron al sur de Valencia, en el centro comercial Viva Monumental.
“Me llamaron en menos de un año para decirme que no iban a construir por las características de esa zona, solo hicieron limpieza del terreno y me reasignaron para un local en el tercer piso de San Diego II”.
Tras las insistencias del grupo de afectados, comenzaron las promesas. “Ellos están ofreciendo la primera etapa para el 2023, la segunda para el 2026, entonces en mi caso es la tercera etapa será para 2050, después que muera”.
Algo similar le ocurrió a Yoliger Fernánde. Ella compró en Gran Bazar Galería con la liquidación que le dieron a su esposo, al salir de una de las empresas más estables de la zona industrial de Valencia. “En ese momento, reestructurando la vida económica de la familia, buscamos esa opción y decidimos invertir”.
Al año y medio la llamaron para decirle que la alcaldía no había dado el permiso de construcción en ese espacio y la trasladaron al centro comercial San Diego II y ella aceptó porque teme perder el dinero que ya pagó. “Pero ahora esto está así paralizado, no le han hecho nada desde 2018, dicen que entregarán piso por piso y no sé cuándo me tocará a mí”.
Derecho y necesidad
Como familia, ellos montaron una papelería en 2012 en un local en la zona norte de Valencia que tuvieron que entregar porque no podían pagar el alquiler y, desde la llegada de la pandemia, trabajan desde casa, pero están en una situación económica muy complicada. “Por eso quiero y necesito mi local”.
Angelica Pérez compró su local en San Diego II en 2010 y esperaba ansiosa que se lo entregaran en 2013. Sus hijos eran unos niños de 8 y 9 años. “Ya crecieron, estudian y trabajan cargando mercancía a los chinos, que es algo digno, pero ellos tienen su local que compré para ellos y no lo han recibido».
Nelly González tiene 68 años y en 2010 hizo la inversión. Con su jubilación pagó cada cuota sin atrasarse, con el objetivo de montar una tienda de ropa. “Ahora estoy en mi casa sin nada que hacer, yo quiero mi local porque lo necesito, yo quiero trabajar aunque sea una vieja”.
Durante la protesta de la mañana de este miércoles ellos exigieron al Grupo Fernández y la Constructora Banin la entrega de los locales, dejaron claro que se sienten burlados y que mantendrán las acciones de calle hasta obtener respuestas concretas. Aseguraron que ha sido gracias a sus protestas que se reactivaron las labores en el sitio, pero que no son significativas.
El Carabobeño intentó obtener la versión de representantes de ambas empresas, pero no fue posible.
