Médicos de Manaos angustiados por virulencia de la segunda ola de la pandemia
/ Foto: EFE

Médicos en la línea de frente del combate al COVID-19 en Manaos se dicen angustiados por la agresividad de la nueva ola de la pandemia, que no se descarta esté relacionada con una variante del coronavirus detectada inicialmente en Japón en personas de regreso de la Amazonía brasileña.

Otra hipótesis atribuye la alta mortalidad de las últimas semanas a la explosión de demandas de internación, que provocó la escasez de oxígeno en los hospitales.

El doctor Ruy Abrahim, que coordina el servicio de urgencias de Manaos, señala una evolución rápida de los pacientes hacia el estado crítico y un aumento del número de personas que mueren en casa antes de recibir asistencia. También refiere la multiplicación de casos graves de todas las edades.

«Estamos atendiendo muchos casos con óbitos: cuando la ambulancia llega a la casa, el paciente ya falleció. [Ocurre] mucho más que el año pasado», explica Abrahim a la AFP.

Emergencias colapsadas

El servicio de urgencias de Manaos recibe unas mil 300 llamadas por día, 80% de ellas por problemas respiratorios. En tiempos normales, son de 800 a mil llamadas, generalmente por traumatismos diversos.

Con 37 ambulancias para la ciudad de 2,2 millones de habitantes, actualmente sólo consigue atender un 15% de las llamadas.

«Es muy angustiante, especialmente para el médico que recibe las llamadas y sabe que el paciente necesita ayuda urgente, pero no tiene cómo ayudar», dice Abrahim con la voz embargada por la emoción.

«Hay momentos en que el médico tiene que escoger [a quién atender], es una situación muy tensa».

«Los pacientes están llegando con una saturación crítica de oxígeno, en niveles casi incompatibles con la vida», confirma un enfermero de un hospital público, que pidió no ser identificado.

Sin inmunidad de rebaño

El epidemiólogo Julio Croda advierte que en Manaos se está produciendo una reinfección en masa después de la amplia propagación del virus el año pasado, sin descartar que esté potenciada por la nueva variante.

«Nos preocupa bastante, porque esta mutación puede estar asociada a una mayor transmisión», dice a la AFP.

Un estudio de septiembre de 2020 en el que participaron investigadores de la Universidad de Sao Paulo sugirió que la capital amazónica pudo haber alcanzado la inmunidad de rebaño después de la primera ola.

Pero Croda subraya que hasta la fecha sólo hay incertidumbres sobre la duración de los anticuerpos y su eventual efectividad ante una variante del virus.

«Escenario de guerra»

«Sabemos que algo muy grave y muy diferente ocurrió en la transmisión entre noviembre y diciembre», dice a la AFP el investigador Jesem Orellana, de la Fundación Fiocruz-Amazonía.

Pero el epidemiólogo pide cautela antes de sacar conclusiones sobre una nueva variante más letal y contagiosa.

«Manaos sólo descubrió que tenía una cepa porque Japón llamó. Eso significa que no estamos haciendo el rastreo o lo estamos haciendo muy mal. Probablemente tenemos más variantes y no lo sabemos», agrega.

«Lo único que sabemos es que el 14 de enero murieron 100 personas asfixiadas por falta de oxígeno», afirma, aclarando que el número no es oficial, sino un cálculo hecho a partir de informes de hospitales.

La crisis llevó a muchos habitantes de Manaos a improvisar tratamientos en casa.

«Puede que no sea necesariamente una cepa más letal, sino que estamos en un escenario de guerra», dice Orellana.

Pacientes tardíos

El investigador señala la posibilidad de que los pacientes estén llegando muy tarde al hospital y que los tratamientos en casa, con administración de oxígeno por personas no especializadas, sean «un tiro en el pie».

En la entrada del hospital 28 de agosto, centro de referencia para el tratamiento de covid-19, las historias de familiares se repiten: la mayoría solo se decidió a venir cuando el oxígeno se acababa.

El estrés del sistema público es tan grande que los boletines médicos se divulgan cada 48 horas frente al hospital.

«A mi papá lo están atendiendo en una silla de ruedas porque no hay camas», lamenta Luiza Pereira, de 34 años, que lleva dos días sin noticias.

Las ambulancias entran y salen sin cesar.

Brasil, un país de 212 millones de habitantes, ya perdió más de 211 mil vidas por el COVID-19, más de 4 mil de ellas en Manaos.

Croda advierte que la situación de Manaos puede reproducirse en otros lugares y que «si realmente [la nueva variante] es más contagiosa, veremos un aumento aún mayor de casos y muertes».

© Agence France-Presse




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