Según la RAE “dictadura” es un gobierno que impone su autoridad prescindiendo del ordenamiento jurídico del país y violando la legislación vigente. En sintonía con esa definición, se  llama “dictador” a la persona que controla todos los poderes, los ejerce sin limitación alguna y, en ultima instancia, inhabilita los poderes electos por el pueblo soberano, como ha sucedido recientemente en Venezuela con el parlamento electo, donde la oposición  había logrado una mayoría calificada.

Por lo normal las dictaduras son brutales y sangrientas, como la de Fidel Castro en Cuba, la de Stalin en la URSS, pero eso no es condición esencial para que un gobierno sea dictatorial. La historia enseña que, así como ha habido dictaduras implacables donde se han pisoteado vulgarmente todos los derechos humanos, del mismo modo ha habido otras donde, sobre todo al comienzo, se han permitido certas libertades ciudadanas. Además, no necesariamente el “dictador”llega al poder a través de un cruento golpe de estado, como ha sucedido en la Rusia de Lenin en el 1917 o en el Chile de Pinochet en 1973. En el curso de la historia ha habido dictaduras que han provocado daños incalculables, no solamente en su propio país, sino en el mundo entero, como la de Hitler por ejemplo, disfrazada con una careta de “falsa democracia”porque el potencial dictador ha llegado al poder a través del voto popular. Y eso demuestra que no es absolutamente cierto que todo gobierno electo por el pueblo sea, por definición, un gobierno democrático porque ha habido “y sigue habiendo inclusive en nuestra America latina”, gobiernos que nacen a través de un proceso electoral aparentemente democrático y luego usan las mismas instituciones del sistema para preservar su proprio dominio convirtiéndose en gobiernos dictatoriales. El “modus operandi”de esas pseudo-democracias que yo llamo dictaduras modernas, estriba fundamentalmente en tratar de asumir el control del poder judicial y del poder legislativo, si fuera necesario inabilitando el  congreso, el sometimiento del Fiscal de la República , el vasallaje de las Fuerzas Armadas que, en última instancia puede ser suplido con la creación de un cuerpo paramilitar  bajo estricto control del presidente de la República.  Lo que pasa  es que mientras esos dictadores que han llegado al poder mediante un golpe de estado, ni siquiera intentan  “legitimarlo”(sería imposible), esos gobernantes que han llegado al poder por la vía del voto, gracias al control total que tienen sobre los poderes públicos (y a la plata con la cual pueden comprar la conciencia los eventuales observadores extranjeros) necesitan, come el aire que se respira, atestar su condición democrática  porque, de otra manera, correrían el riesgo de  de ser relegados por el mundo internacional a la inaceptable condición  de dictadores, término  que con gran habilidad oratoria pero con inmensa falacia, han siempre detestado.

Desde Italia –Paolo Montanari Tigri

 

 




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