No queremos que la tiranía, que busca tinieblas, tenga adoradores, ni la ignorancia, que la sirve, prosélitos.»
Cecilio Acosta.

Más de Cuatro largos y pesados lustros han transcurrido desde que el desarrollo histórico y social de este país viviera un proceso absolutamente regresivo en sus formas sociales, económicas, antropológicas, morales y por ende culturales, la llamada revolución bolivariana llegó al poder a través de los votos de una sociedad que sin pulso democrático colocase en el ejercicio del poder a unos caudillos de caras pintadas, que prometían combatir la corrupción, la desigualdad, la injusticia y vengar la afrenta recibida, esa sociedad extraviada construía a un vengador a un implacable Cronos, cuya apetencia del poder terminó por robarnos el tiempo, por pisotearnos y demostrar su cara tras aquella careta de manso cordero.

Todos tuvimos una cuota de culpa en este tragedia vivida unos por acción y todos por omisión, esa horrida forma de pobreza que embrida a las pobrezas materiales y espirituales, el chavismo siempre fue enemigo jurado de la verdad, pues su oferta electoral se sustentaba en la mentira, en la mutabilidad de la verdad, en la intoxicación del lenguaje, el tránsito de Chávez por nuestra historia, no puede ser calificada como un evento al margen es una mácula pletórica de toda suerte de vicios, que pueden trocar de forma y hacerse apetecibles por simular, ahora su presencia física se redujo al espasmo de su existencia, lo trajo al poder un golpe de Estado y la levedad de la dirigencia política al condonarle la pena, permitiéndole desde 1999 hasta 2013, edificar las bases de un proyecto totalitario, en el cual el mal estuviese presente, proyecto este que al igual que su émulo cubano cambió de una forma de ejercer bajo la égida del bolivarianismo para devenir socialismo troglodita, con los peores signos de atraso de aquella Isla, que por fin ponía las manos sobre Venezuela, sin producir una acción violenta, solo por la vía del magnetismo que la personalidad absolutamente insana desde la moralidad causare Fidel Castro sobre Hugo Chávez.

Desde 2013, somos gobernados por la prole política de aquel caudillo, unos vástagos mucho más crueles, viciosos, perversos, indolentes y con anestesia de la otredad, jamás la ira y el odio encontraron mejores vías de acción que las propuestas por el post chavismo, el madurismo es la hipérbole de la maldad imbricada en el chavismo, la irascibilidad se sirve de mayor atropello, de más indignidad y he allí la verdadera fuerza de esta innominalidad, retorcidos y aviesos crearon una neolengua asociada a una distópica posverdad, que le resultaron para vender el eslogan de la recuperación de Venezuela, la burbuja denunciada y negada por cientos de lotófagos fue negada una y mil veces, hasta que la amenaza de volver hacia un fenómeno de hiperinflación y una posible cuarta reconversión hagan singularmente en lo cruel a la ya evidente crisis humanitaria de carácter complejo que afecta al país.

Nuestro dramático éxodo es el mayor drama demográfico en la historia de América Latina en más de 50 años, las tumbas para la desdicha subyacen en los naufragios para llegar a Trinidad, en donde el mar se ha tragado a cientos de connacionales, ese círculo selvático del tapón de Darién y los tránsitos a pie hacia Colombia y Brasil, el mundo calla, la comunidad internacional es cómplice y el régimen es un Caballo de Troya cuyas entrañas apestan a ergástula, pólvora, tortura, bombas lacrimógenas y acuerdos inconfesables, de allí la amenaza de levantarse de la mesa de dialogo si no liberan los casi 28 mil millones de dólares represados en el exterior, pero es menester aclarar que solamente el ex Tesorero Andrade alias el “tuerto”, se hizo de más de mil millones de dólares, en un país en el cual un maestro grado seis (6), devenga 12 dólares al mes y bajando y un profesor universitario a dedicación exclusiva, con doctorado percibe escasos 80 dólares, una exclusiva manera de convertirse en mendigos, en estos 23 días de enero, la burbuja de la Arcadia del robo y la cleptocracia de los cacos explotó en la cara de todo este ex país, desde luego las amenazas y las persecuciones a los lideres sindicales no se han hecho esperar.

Constituye otra incoherencia que un régimen conducido por un “obrero” y su mano de siniestra de hierro, no sea capaz de entender las luchas de los trabajadores por justas reivindicaciones, las cuales han de ser separadas de la lucha partidista, pero jamás de sus sentido estrictamente político, los derechos humanos, laborales, gremiales, ciudadanos y humanos son connaturalmente un constructo de la polis, es decir son propios de la interacción entre el poder y los gobernados, obviamente en tiranía no existe gobernabilidad, en su lugar impera la humillación y el peso de la bota.

Hoy 23 de enero de 2022 a 64 años, del derrocamiento de la antepenúltima tiranía en nuestro país, tenemos mucho por exigir entre ello la libertad, el pueblo se le despertó al régimen y a la oposición, sin el concurso de ambos la masa pide justicia en las calles, clama equidad y derecho a existir, es menester aclararle por esta vía al régimen, que no valemos 25 dólares, que exigimos el reconocimiento de la autonomía universitaria y la reversión del adefesio inexistente del instructivo ONAPRE, las calles claman justicia y en ellas se escucha la desesperación, nadie puede detener la lluvia, ni el curso de los tiempos y menos el deseo de libertad de un pueblo que esta hastiado de la indignidad.

El tipo de cambio es en verdad criminal, pero en su calculo oficial, nuestra moneda ha perdido en lo que va de enero 83% de su poder de compra, el hambre es una constante en los hogares de maestros, profesores, médicos y la gran mayoría de venezolanos, mientras el hambre hace estragos en la población el sultanato vive cual deidades olímpicas, sentados en las acolchadas bayonetas, que solo sirven para apartarse a la plebe, a los miserables que intentan desmovilizar con 25 dólares.

La educación sigue en conflicto estamos enseñando a dejarse pisotear los derechos, estamos firmes en nuestras cátedras las ultimas barricadas de estos rojos lodos de la revolución de todos los fracasos, como bien la denomina el académico en leyes, Nelson Chitty La Roche, la lección se dará en las calles, en los liceos y universidades abiertas, en donde seguiremos exigiendo dignidad y en para este régimen, que adora la simplicidad señores el valor del salario de un maestro se encuentra en el equivalente de lo que devenga un educador en la región un promedio de 950 dólares, claro esa cifra jamás será pagada para que la educación funcione, pues para el régimen la aniquilación de todo el sistema educativo es un plan premeditado. No obstante, seguiremos en la calle, exigiendo dignidad y condiciones decentes de trabajo, ya despiertos de ese sopor hipnótico de la posverdad y consustanciados con la liberad, no nos quedará otra vía que ¡ser libres!




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