La comunidad nicaragüense en Miami (EE.UU.) se congregó este viernes en el Parque Rubén Darío de la ciudad aledaña Sweatwater para elevar un «grito de repudio contra la dictadura genocida» de Daniel Ortega y denunciar que «tan peligroso y tan grave» es lo que sucede en Nicaragua como en Venezuela.

«América Latina, la Organización de Estados Americanos y la ONU se han despertado un poco tarde con el tema de Nicaragua», dijo a Efe César Lacayo, presidente de la Fundación Unidos por Nicaragua (FUN), quien alertó que «Ortega sigue matando a personas inocentes», a pesar de la presión política y diplomática de otros países.

FUN y el Movimiento Mundial Dariano son los convocantes de una concentración de varias horas en el parque Rubén Darío, que comenzó con medio centenar de personas aproximadamente.

Con banderas de Nicaragua en las manos y en la ropa y carteles en contra de Ortega y su esposa, Rosario Murillo, los nicaragüenses de Miami, que se concentran precisamente en Sweatwater, reclamaron un cambio político en su país.

Lacayo dijo que el evento en el parque dedicado al poeta nicaragüense está organizado como un acto de protesta al cumplirse el 40 aniversario de la revolución sandinista, que «removió una dictadura para imponer otra mucho peor».

«Todas las dictaduras son malas», subrayó el dirigente opositor antes que llegara el grueso de los manifestantes para escuchar a Irlanda Jérez, una odontóloga que es además dirigente de un grupo de comerciantes del mayor mercado de Nicaragua y se ha destacado en las protestas iniciadas en abril de 2018 contra el Gobierno de Ortega.

Lacayo indicó que Jérez, que estuvo presa y «ni siquiera en la cárcel la doblegaron», está haciendo una gira por Estados Unidos para denunciar la represión que ejerce Ortega y sus fuerzas contra todo aquel que piense distinto.

«Ella es el rostro de la desobedencia en nuestra tierra. A ella le quemaron su negocio. Fue enjuiciada y encarcelada 12 meses, sufrió tortura, abusos. Al salir amnistiada, los paramilitares tomaron su casa, golpearon a sus familiares, y los echaron de su propiedad a mano armada», agregó.

El presidente de FUN dijo que en la Venezuela de Nicolás Maduro la represión ha causado la muerte de 6.800 personas, mientras que en Nicaragua en un periodo mucho más corto de 14 meses «hay casi 550 muertos, 2.000 heridos, 300 lisiados y 300 desaparecidos y un exilio de casi 85.000 personas»

Los militares del dictador de derecha Anastasio Somoza disparaban a jóvenes armados, porque «el sandinismo era gente armada», pero las fuerzas represivas de Ortega «han asesinado a jóvenes, mujeres y niños» sin armas y «siguen matando jóvenes», añadió.

«Queremos presionar, sabemos que ahora la lucha es política y diplomática, pero la lucha diplomática no va tan rápido como las necesidades de la gente», dijo Lacayo.

La Asamblea General de la OEA reunida en Medellín, Colombia, a fines de junio ordenó al Consejo Permanente de la organización que «realice gestiones diplomáticas al más alto nivel para procurar una solución pacífica y efectiva a la crisis política y social en Nicaragua y que rinda un informe en un plazo máximo de 75 días».

Además le instruyó para que convoque a una sesión extraordinaria de la Asamblea General, «si es el caso». EFE




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