Como parte de la celebración del Día Mundial del Riñon, médicos y familiares de pacientes renales pediátricos de la Ciudad Hospitalaria Doctor Enrique Tejera, aprovecharon la ocasión para denunciar la serie de carencias que presenta el Servicio de Nefrología Padiátrica.
La doctora Elsa Lara, jefe del Departamento de Nefrología Pediátrica del Hospital Doctor Jorge Lizarraga, señaló que en esta dependencia hay niños en riesgo que necesitan diálisis peritoneal, laboratorios, medicamentos y ser trasplantados. Y en todos esos renglones hay muchas fallas.
33 NIÑOS ESPERAN TRASPLANTE
Según señaló existen 33 niños a la espera de ser trasplantados y el año pasado solo se pudo hacer un trasplante a duras penas, gracias a un manejo disciplinado entre centros privados y públicos, que afortunadamente fue un éxito.
Recalcó que los médicos son profesionales dedicados y capacitados, para atender a los pacientes, pero si no tienen laboratorios y medicamentos, no pueden ayudarlos.
Lara precisó que actualmente en el Sistema de Dialisis Peritoneal nacional, se está utilizando un mecanismo que está cuestionado en calidad, el cual se denomina Pisa, que ha producido peritonitis y generado largas estancias hospitalarias en algunos pacientes.
De hecho hay un paciente que lleva seis catéteres de diálisis peritoneal, y por falla desde el punto de vista de calidad, no se le puede prestar el apoyo que merecen.
La profesional de la medicina pidió apoyo a las autoridades de salud para que evalúen ese sistema.
SIETE MÁQUINAS FUERA DE SERVICIO
Denunció además que en el hospital hay 10 máquinas para diálisis, de las cuales solo tres están operativas. De ellas una se destina a pediatría.
Insistió en la necesidad de que el hospital sea dotado de medicamentos, porque se requiere de muchos inmunodepresores, pero llegan de manera irregular.
Añadió que el laboratorio de nefrología está cerrado, por lo que no se pueden hacer exámenes de líquido peritoneal. Cada paciente requiere de dos exámenes de este tipo semanalmente, y cada uno cuesta millón y medio de bolívares, que no tienen la mayoría de los familiares.
TESTIMONIO
Samuel Ruiz de 18 años, único trasplantado en el año 2019 en Carabobo, dijo estar agradecido de haber podido recibir el riñón que le donó su madre, no obstante ahora se enfrenta al problema de la falta de medicamentos que le permitirán continuar viviendo y que debe suministrarlos el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales.
Aseguró que no puede adquirir los medicamentos, porque uno de ellos cuesta 100 dólares el frasco y solo alcanza para una semana. Adicionalmente le tienen que hacer mensualmente unos exámenes que en su conjunto salen en 400 dólares y su familia no tiene esos recursos.
El joven apuntó que tuvo que esperar año y medio para poder ser trasplantado. Su familia ha tenido que vender algunos enseres y electrodomésticos, para poder comprar los medicamentos que necesita.
“Siento tristeza por esto que me está ocurriendo, porque no quiero perder mi trasplante por falta de medicamentos”.