Para el reconocido periodista Nelson Bocaranda Sardi, el periodismo de investigación en Venezuela sufre uno de sus más duros momentos. En una época en que las escuchas telefónicas, y en general las intervenciones gubernamentales de las telecomunicaciones, parecen haberse exacerbado, resulta complicado rastrear la verdad sin terminar perseguido, resultar preso o con los medios clausurados.
En entrevista con la comunicadora Charito Rojas, a través de Unión Radio, Bocaranda señaló que, sin importar los riesgos, hay que seguir indagando y empujando para informar.
De esta forma se refería al reciente documento emitido por la transnacional española Telefónica en el que reconoce que su filial venezolana, la operadora Movistar, habría colaborado con el chavismo para aplicar intervenciones de llamadas y conexiones de Internet a más de un millón 580 mil líneas, lo que representa poco más del 20% de los usuarios de telefonía móvil.
Una situación que según expertos y ONG vulnera los derechos humanos de los ciudadanos del país y que podría estar afectando principalmente a organizaciones no gubernamentales e individualidades críticas con el actual sistema de gobierno, es decir, las voces disidentes.
El grave problema del escaso acceso a las fuentes oficiales
Rojas y Bocaranda coincidieron al recalcar las dificultades para acceder a las fuentes oficiales, y más cuando las instituciones no emiten datos, estadísticas ni información que permitan conocer y analizar la verdadera situación económica y social de Venezuela, un secretismo que conduce a la tergiversación, las especulaciones y la desinformación.
“Si bien los periodistas siempre nos enfrentamos con funcionarios susceptibles o extremadamente sensibles, hoy el problema es que las autoridades recurren a los servicios de inteligencia para obstaculizar el acceso a la información e intentar arrestar a decenas de periodistas que buscan divulgar la verdad. Se trata de un Gobierno al que no le importa absolutamente nada, porque tiene el control de todo”, dijo Bocaranda.
Lamentó que se haya dejado de dar valor al “tubazo”, al hecho de ofrecer una información en exclusiva y primero que otros colegas. Resaltó que ello solía representar motivo de respeto, cuando se honraba la verdad, la fiabilidad de la fuente y la propia credibilidad periodística, el mayor capital de un profesional de la comunicación.
Incluso, reconoció que mientras gobernó Chávez aún hubo la posibilidad de informar de esta manera. Relato que el propio líder socialista defendió la labor de Bocaranda cuando éste informó sobre su estado de salud mientras se hallaba hospitalizado en Cuba. “No hay que impedirle informar porque lo ha hecho con respeto”, dijo Sardi citando las palabras de Hugo Chávez.
Y sin embargo, para el reconocido periodista, había el temor de poner en peligro las fuentes. En el caso del fallecido mandatario venezolano, algunos médicos muy allegados o muy al tanto de las circunstancias de su salud, que devino en su muerte en 2013.
Ola desinformadora
Bocaranda Sardi deploró, además, la ola de desinformación y de fake news en que han incurrido algunas personas, incluso periodistas venezolanos que han tenido que migrar del país, ya que muchas veces replican las matrices o narrativas creadas en laboratorios del propio chavismo para confundir a la opinión pública internacional.
Por otro lado, reconoció el periodismo valiente que busca desentrañar la verdad en el ámbito global, de manera constante, para develar tramas corruptas en Venezuela con ramificaciones en el exterior, a pesar de un sistema de Gobierno que atropella, persigue, arresta y clausura a la prensa independiente.
Por ello, preponderó que existan medios y periodistas muy bien informados en el país, “gente que está dando la cara y diciendo muy bien las cosas que, incluso dentro del Gobierno o fuera de éste, asumen una voz crítica y contribuyen a que ya no se pueda ocultar la verdad, por ejemplo, la realidad de los salarios, de la comida, de los servicios, tantas cosas que la gente quiere saber y que nos permite seguir dando batalla para que fluya la información”.
Bocaranda puntualiza que, pese a todos los riesgos, no se retirará de su labor investigadora y que tampoco se irá del país, que seguirá haciendo desde Venezuela el tipo de periodismo que más le gusta.
