¡A veces no se sabe qué hacer en un domingo!

¿Cuánto novedoso y no pensado podemos hacer?

¡Un domingo inesperado puede sernos muy útil!

¿Para este momento ya usted pensó algo extra?

 ¡Escuche esta propuesta que, quizás, no imaginó!

 ¡Le proponemos revisar cuánto baúl y caja sin sentido haya en su casa!

Eso es, amigo lector del domingo: Podremos revisar sitios ocultos, ya casi olvidados de su propia casa: la despensa, el sótano, ‘peroles’ oxidados, ‘olvidos’, ‘sorpresas’, ‘ridiculeces’; hasta ‘carteras’ o ‘billeteras (que antes se usaban) con una ‘monedita’ devaluada’.

Muchas cosas ‘sin’ sentido le traerán curiosidad (¿más recuerdos?). Asuntos cubiertos del polvo acumulado, podrían ‘aparecérsenos’ junto a la foto de recuerdo de la primera nieta (años buscada). Una gran sorpresa es conseguir la vieja máquina IBM, electrónica, con su bolita ‘brincona’ usada para escribir y, ¡hasta borrar!

¡Qué gran domingo este! ¡Un domingo de regreso a intensos sentimientos!

¿Por qué ocultar cosas, al creer que un día se necesitarían?

¡Esto es frenar el “goloso” hábito de acumular, antes que “soltar” lo que hemos guardado con el tiempo!

¿Todo debe ser razonable: Ni lo uno ni lo otro?

 ¡Qué ansiedad y confusión, pero oigámonos! Recordemos el viejo decir: “Quien mucho abarca poco aprieta”. Esto lo afirma un anónimo decir tradicional y popular. Pero qué de la pobreza es lo que se ‘aprieta’.  

Es la sabiduría grande de los pueblos, llena de paciencia y experiencias, que al hablarnos en la total realidad de este sentido nos recuerda que debemos mantener sólo lo que nos sea necesario; porque, guardar y ocultar las cosas en excesos para un posible “después”, puede progresar y convertirse en una conducta compulsiva.

La acción de acaparar o guardar cosas, verlas en ostentación, sentirlas y tocarlas, está movida por fuertes ideas obsesivas, fatalmente, innecesarias.

 No corramos en dejar huellas anímicas para luego saber qué éramos y hacíamos en otras épocas no superadas. ¡Nada bueno nos llevará esa secuencia ansiosa! ¡La compulsiva necesidad acumulativa nos lleva por mal camino!

Averigüe si su acumulador interior (cerebral) ya se ha llenado de malestar psíquico, como odios, envidias, broncas, resentir, miedos, soberbias. Quizás usted haya guardado lastre psíquico mucho tiempo, como un “residente molestoso”. ¿Qué hacer?

 Una compulsión vital frecuente es repetir, ordenar, arreglar, guardar, lo que permanece acumulado e innecesario. ¡Esto significa energías negativas que frenan posibilidades del presente, del ahora, y quizás del posible logro de un sano futuro!

Lo repetimos este domingo. ¡Mientras más tenemos, menos somos! No cuidar (vigilar) lo que ‘creemos’ tener, pero es inútil. Vamos a limpieza de “peroles” inútiles.

Lo que no usemos, a alguien será útil… Cuando nos guardamos todo amor y las cosas, sin compartirlo en pareja, padres, hijos, amigos, se obedece a una psicológica envolvente: Nuestros espacios emocionales se saturan en ambiente hostil, sin que disfrutar exquisitos contenidos, nutrientes y la dimensión divina del compartir el amor.

Con posiciones rígidas enviamos señales de perdedores, que no tenemos confianza en el mañana. Creemos, además, que lo nuevo y mejor no son cosas, ni ideas, ni sentimientos que nos merezcamos, embobados por lo que ha quedado ocultado.

Cuando pasemos el “switch” a positivo, fluirá la corriente que estimule nuevas realidades. El cambio vendrá cuando esté en nosotros. Digamos con Henry Thoreau, que las cosas no cambian; porque somos nosotros quienes cambiamos. Porque todo aquello de lo que somos, ha estado antes en nuestros pensamientos.

Buda dijo: “Con el pensamiento construimos y destruimos el mundo”. Todo depende de nosotros. Seamos constructores de nuestras nuevas realidades, y cuidemos para que no nos caigan bajo el peso de los recuerdos y las huellas del pasado acumulado.

Hernani Zambrano Giménez, PhD.

hernaniyo@outlook.com




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