El nuevo anuncio de trabajos de rehabilitación en el viaducto La Cabrera no sorprendió. Son reiteradas las obras que ahí se ejecutan y el resultado siempre es el mismo: un inminente riesgo para los más de 12 mil vehículos que transitan al día por el puente que conecta el occidente, centro y oriente del país.
Son dos mil metros de longitud en cada una de sus estructuras paralelas, y 13,25 metros de ancho, que están sobre pilotes que se debilitan progresivamente, mientras que las recientes labores solo se han enfocado en la capa asfáltica, señalización e iluminación que también son necesarias, pero se ha dejado de lado el mantenimiento y reforzamiento de sus bases.
El viaducto La Cabrera fue construido en 1958. Para ese momento el lago de Valencia era inofensivo y no se dejaba ver desde el kilómetro 121 al 124 que comprende este puente, donde ya los pilotes están bordeados por las aguas del lago. “Y esa estructura no fue diseñada para soportar humedad”, alertó el diputado de la Asamblea Nacional (AN) electa en 2015, Carlos Lozano.
Lo peor es que se trata de aguas que no son tratadas, cuya composición puede causar daños severos porque el líquido es altamente conductivo, salobre y corrosivo.
Es un grave error que todos los esfuerzos estén únicamente en la parte superior. El vicepresidente del Centro de Ingenieros de Carabobo, Nizar Richani, lo indicó: “Las columnas, en definitiva, es un trabajo que tiene que adelantarse porque eso genera consecuencias en el comportamiento de uno de los viaductos de mayor importancia del país, porque sobre su pista de rodamiento circula la mercancía que llega a Puerto Cabello”.
Solo promesas
Con la crisis industrial y la merma en la llegada de materias primas por la vía marítima, ha disminuido considerablemente la circulación por ese tramo de la ARC, pero ya son 63 años los que esos pilotes han soportado el peso, la fricción y el movimiento de los más de 90 mil vehículos que pasaban al día sobre el hasta 2012.
“Por eso es nuestro énfasis, porque hace falta culminar los trabajos de adecuación de las bases”, insistió Richani.
Desde el Centro de Ingenieros de Venezuela la advertencia se hizo en 2005. Se informó sobre la urgente colocación de pilotes adicionales, a una profundidad de 30 metros, para reforzar los que estaban desde su construcción. En ese momento solo 58 de las 307 columnas habían sido rehabilitadas. Este llamado de atención no fue tomado en cuenta pese a que la Ley del Ejercicio de la Ingeniería, Arquitectura y Profesiones Afines, establece que los ingenieros venezolanos son asesores del Estado en el área de su competencia y guardianes del Interés Público.
Pero eso no es todo. El viaducto hasta ha sido tomado como bandera de la gestión del Ejecutivo. “Una vez finalizadas las labores de la parte superficial, podemos decir que tenemos Viaducto de La Cabrera por 100 años más, hemos alargado la vida de 60 años a 100 más”, afirmó el 28 de septiembre de 2013 el entonces ministro de Transporte Terrestre, Haiman El Troudi.
Pero la realidad ha sido otra totalmente distinta. En 2018 iniciaron otros trabajos que tampoco solucionaron el problema.
Mientras tanto, desde la gobernación de Carabobo han hecho lo propio. Lo más reciente fueron labores ejecutadas el año pasado y que culminaron en noviembre con la rehabilitación de la capa asfáltica en sentido Maracay – Valencia.
“Se tomó en consideración la seguridad de los usuarios, los criterios de seguridad vial porque no había iluminación y la capa de rodamiento estaba en terribles condiciones, hasta varios vehículos habían caído al vacío. Eso mejoró. Pero las columnas siguen en las mismas condiciones”, expresó Richani.
El problema es, para el diputado de la AN de 2015, que las inversiones que se han hecho solo son paliativas. Actualmente, desde el lunes 8 de febrero se mantiene cerrado el tránsito en dirección Valencia – Maracay por la puesta en marcha de los mismos trabajos que ya se hicieron en sentido contrario. “Pero nada que bajan a los pilotes, donde está el problema que podría causar una verdadera tragedia”.
