Han pasado seis meses desde que se dañó el motor de la bomba que surte de agua a la parte baja del sector 19 de Abril, parroquia Miguel Peña, del municipio Valencia.

Los vecinos, en su mayoría de la tercera edad, relataron lo difícil que ha sido vivir cada día sin este servicio, el cual es un derecho humano que debe ser garantizado por el Estado venezolano.

La señora Liby Izaguirre explicó que, tras dañarse la bomba, los vecinos decidieron colaborar con 600 mil bolívares por casa, a objeto de saber cuál era el problema con la bomba. Ellos, ante el desespero de no poder contar con el agua, se ofrecieron a ayudar a la empresa Hidrocentro, recolectando dinero para ser parte de la solución.

«Se pasó carta al alcalde, al gobernador y acá seguimos esperando. Yo para poderme bañar tuve que agarrar el agua que guardé que cayó del techo cuando llovió, porque aquí no tenemos agua para nada», reclamó.

Son 600 las familias que están padeciendo la misma situación desde hace más de 180 días. Los habitantes de la comunidad pasan horas productivas del día comprando agua en viviendas cercanas, que se surten de un pozo. 

Con 83 años de vida y 58 de ellos viviendo en esta comunidad, Petra María Quiroz dijo sentirse «horrible», por no tener agua en su hogar. «Yo tan mayor que estoy y tengo que estar cargando botellitas de agua pequeñas, porque no puedo con el peso de las grandes, y las necesito para poder cocinar. Eso me tiene mal», exclamó.

Para Ivonne Castillo y su esposo, dueños de una empresa de repostería, la opción es comprar agua a través de camiones cisternas cada 15 días a un precio de 45 dólares, «la necesito para poder seguir trabajando. Eso sí, cuando no se puede, entonces le compramos a un señor que tiene agua de pozo y nos vende por litro, tambores, o cualquier otro envase.

Castillo lamentó ver a sus vecinos de la tercera edad cargando todo el día botellones y caminar hasta una iglesia donde les regalan el agua porque estas personas no tienen para pagarla.

La vecina de la calle 111 E de 19 Abril mencionó que los gastos que hacen para adquirir agua no se los suman a la estructura de costos porque si lo hacen no venderían los dulces.

La joven refirió que algunas noches les llega agua a través de tuberías, de 10:00 de la noche a las 3:00 de la madrugada, uno recoge el agua en esa horas y después tenemos que pararnos en la mañana a trabajar completamente agotados, detalló.

La declarante también describió que debido a la mala calidad del agua, la ropa blanca no se puede lavar porque queda amarilla. «No nos podemos cepillar los dientes con esa agua, huele horrible. Se usa es para las pocetas y limpiar la casa», precisó.




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