Hoy tratemos sobre hábitos y costumbres. Digamos que los hábitos son los resultados de una acción repetida con frecuencia, exitosamente, o casi en una forma automática. De costumbres, hablaremos más adelante.

Los hábitos son acciones repetidas lo suficiente en un periodo de tiempo, como para estar grabadas en nuestra rutina conductual (consciencia), y sin requerir de atención o esfuerzo extraordinario para ejecutarlas eficazmente.

Según estudios de la Universidad de Duke (USA), “los hábitos son el 40% de nuestras conductas en un día determinado”. Al contrario, cada vez que se ejecuta una actividad nueva se requiere mucha motivación y esfuerzo psíquico, para realizarla bien.

La ventaja de un hábito es que la acción llega a automatizarse de tal forma, que sin pensar se ejecuta inclusive sin estar pendiente del control del resultado.

Una desventaja es que algunos hábitos incorporados en el estilo de vida de algunas personas pueden no ser saludables, y los repetimos una y otra vez, aunque perjudique nuestro bienestar, afecte la salud física, mental, emocional y/o social.

“Un hábito poco saludable trae consecuencias negativas a nuestra vida”. Lo importante es aprender cómo se forman estos hábitos poco saludables en nuestra vida. Y sobre todo, cómo formar mejores hábitos equivalentes, que ocupen su lugar y satisfagan necesidades positivas.

Otro elemento interesante y muy importante de conocer son las costumbres. Las costumbres son hábitos adquiridos por repetición frecuente de toda actividad o conducta interiorizada, de la cual somos poco o nada conscientes.

Mientras una costumbre sea todavía sólo hábito, nos exige que usemos nuestra atención para no equivocarnos; pero por la habituación con el tiempo, algunos hábitos se interiorizan, y se hacen parte estable de nuestra consciencia. Por eso, se reactivan con poco esfuerzo, y operan como conductas estables, automáticas, repetibles, con poco o ningún esfuerzo y bajo error.

“Generalmente, las personas se convencen más por las razones que descubren ellas mismas, que por las razones que les explican los demás”. ~ Blaise Pascal (Francia. 1623-1662)

¡Es así como se hace la historia de nuestras costumbres, tan útiles para la vida, y las sociedades! Esta explicación ya existía en tiempos del sabio griego Aristóteles, quien afirmó que “todos somos el resultado de lo que hacemos en el día a día”, más las costumbres que hayamos agregado como hábitos.

Con toda esta información, podemos decir, además, que los hábitos se forman por la repetición constante sobre diferentes momentos del tiempo. Si una acción particular se hace persistente en nuestra rutina de vida, es muy probable que termine por grabarse en el “disco duro” (nuestro cerebro), en forma de hábito.

Esta repetición hace que, poco a poco, el esfuerzo por realizar esa acción disminuya considerablemente, e incluso logremos ejecutarla casi sin pensarlo.

Los hábitos nos ofrecen sus ventajas, como ya explicamos. No obstante, pueden molestar en algunos momentos. Para cambiar algún hábito, entonces, se necesita: Intención (deseo, obligación) + saber cómo hacerlo + frecuencia en la repetición.

Hernani Zambrano Giménez, PhD

hernaniyo@outlook.com




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