/ Foto referencial: Archivo

El sospechoso de varios atentados con paquetes de bombas que aterrorizaron las últimas semanas a Texas, sur de Estados Unidos, dejó una confesión grabada en la que no expresa remordimiento y se autodenominó psicópata, informó este jueves un medio local.

Mark Conditt, presunto autor de los ataques que dejaron dos muertos y varios heridos, murió tras detonar una bomba en su automóvil el miércoles cuando la policía se aprestaba a arrestarlo.

La policía manifestó que el joven de 23 años dejó una grabación de vídeo en su teléfono, que describió como una confesión.

Las autoridades no detallaron su contenido, argumentando que la investigación está en curso.

El periódico Austin American-Statesman, citando fuentes anónimas que conocen la grabación de unos 25 minutos, señaló que Conditt amenazó con más ataques.

«Ojalá lo lamentara pero no», expresó Conditt, según el periódico.

El joven se describió a sí mismo como un psicópata, dijo que lo habían molestado desde la infancia, y amenazó con hacerse estallar dentro de un atestado restaurante de McDonald’s si creía que iba a ser atrapado, informó el periódico.

El Departamento de Policía de Austin no respondió enseguida a una solicitud de comentarios.

Los investigadores siguen tratando de determinar el motivo de los atentados y si hubo cómplices. Los dos compañeros de vivienda fueron detenidos e interrogados. La policía declaró este jueves que ninguno está bajo arresto.

Los investigadores también buscan saber cómo Conditt, un joven desempleado que no había terminado la universidad, aprendió a fabricar las bombas, que según la policía mostraban cierto grado de sofisticación.

El jefe de policía de Austin, Brian Manley, sostuvo en una conferencia de prensa el miércoles por la noche que Conditt no reveló sus motivos en la confesión, pero sí describió las siete bombas que había fabricado.

«Lo que queda claro al escuchar ese vídeo es que este era un joven muy problemático», afirmó.

Los atentados que comenzaron el 2 de marzo aterrorizaron a la capital de Texas, Austin, una ciudad de casi un millón de personas.

Cientos de policías federales y locales buscaron al Conditt, que finalmente fue identificado tras enviar dos paquetes explosivos a través de la empresa de mensajería FedEx.




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