El presidente brasileño, Michel Temer, garantizó este jueves que, aún si fuera declarado culpable de financiación ilegal de campañas, llegará al final de su mandato, el 1 de enero de 2019, y entregará un país en orden y con la economía saneada.
Si hubiera una sentencia definitiva, será acatada, aseguró en una rueda de prensa en referencia a investigaciones que realiza la justicia electoral sobre la financiación de su campaña de 2014, pero apuntó que todo fallo puede ser y sería apelado, con lo que un proceso de ese tipo se extendería más allá de enero de 2019.
En 2014, Temer fue compañero de fórmula de Dilma Rousseff, quien fue reelegida en esos comicios pero destituida en agosto pasado por unas irregularidades fiscales que dejaron en el poder a su entonces vicepresidente.
En las últimas semanas, informaciones obtenidas por la prensa sobre testimonios dados por antiguos ejecutivos de la constructora Odebrecht que colaboran en la investigación de las corruptelas en la estatal Petrobras, salpicaron tanto a Temer como a algunos de sus ministros en posibles irregularidades en la campaña de 2014.
Según esos testimonios, aún no hechos públicos en forma oficial pero filtrados a la prensa, Temer habría solicitado a Odebrecht la suma de 10 millones de reales (unos tres millones de dólares) en nombre del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) para la campaña de esa formación, que presidía en la época.
De acuerdo a esas informaciones, el dinero tendría la corrupción como origen y habría sido entregado en efectivo y en dos partes, una recibida por el actual ministro de la Presidencia, Eliseu Padilha, y otra por José Yunes, un asesor del mandatario que renunció tras conocerse esas supuestas delaciones.
Así como descartó que la investigación de la justicia electoral pueda llevar a su destitución, Temer también negó que por ahora se plantee reformar su gabinete como consecuencia de esas sospechas.