El presidente brasileño, Michel Temer, viajó hacia Nueva York, donde esta noche cenará con su homólogo estadounidense, Donald Trump, y otros líderes latinoamericanos, y mañana inaugurará los discursos de la Asamblea General de la ONU.
El primer compromiso de Temer, quien viaja con el lastre de una denuncia por corrupción presentada en su contra por la Fiscalía, será esta misma noche, en una cena promovida por Trump para analizar la situación latinoamericana y en especial la crisis venezolana.
Según la Presidencia brasileña, a esa cena también asistirán los presidentes de Colombia, Juan Manuel Santos, y de Perú, Pedro Pablo Kuczynski, pero fuentes de la Casa Blanca han sumado entre los invitados al gobernante panameño, Juan Carlos Varela, y a la vicepresidenta argentina, Gabriela Michetti.
Este martes, Temer pronunciará el primero de los discursos de la Asamblea General de las Naciones Unidas, algo que las tradiciones del organismo multinacional le reservan al presidente de Brasil.
Fuentes oficiales han adelantado que el mandatario aprovechará la ocasión para insistir en la recuperación mostrada por la economía de Brasil, que en los últimos meses ha salido, al menos desde el punto de vista técnico, de la profunda recesión en que sumergió en 2015.
En un mensaje político embutido en un discurso de fuerte contenido económico, Temer insistirá en que esa recuperación sólo ha sido posible gracias a las liberales reformas que ha impuesto frente a la oposición de sindicatos y todo el arco ideológico de izquierda.
Tras intervenir en la Asamblea General de la ONU, el presidente brasileño tiene previstas reuniones con los líderes o jefes de las delegaciones de los Estados miembros de la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa (CPLP) y un encuentro privado con el secretario general de las Naciones Unidas, el portugués Antonio Guterres.
El miércoles, participará en un acto que se celebrará en la ONU sobre el Tratado de Prohibición de Armas Nucleares y luego, ya al margen de la Asamblea General, asistirá a un seminario en que serán presentadas las oportunidades de negocios que existen hoy en Brasil.
En ese encuentro está prevista la presencia de fuertes inversores de Estados Unidos, que escucharán al propio Temer y a su ministro de Hacienda, Henrique Meirelles, hacer una detallada exposición sobre la situación de la economía brasileña.
También presentarán un ambicioso plan de privatizaciones que el Gobierno anunció el mes pasada y mediante el cual serán licitadas la administración de 14 aeropuertos, 11 lotes de líneas de transmisión eléctrica y 15 terminales portuarias.
Asimismo, se ofrecerán al sector privado varias estatales, entre las que destaca la gigante Eletrobras, la mayor empresa de energía del país.
Las previsiones oficiales dicen que el paquete de privatizaciones redundará en ingresos de 44 mil millones de reales, 14 mil millones de dólares, que ayudarán a reducir el crónico déficit fiscal de la administración pública brasileña.
Tras ese seminario, Temer emprenderá el regreso a Brasil, donde ese mismo miércoles la Corte Suprema decidirá si envía a la Cámara de Diputados la denuncia por obstrucción a la justicia y asociación ilícita que la Fiscalía presentó en su contra la semana pasada.
Antes de viajar a Nueva York, el mandatario asistió a la toma de posesión de la nueva fiscal general, Raquel Dodge, quien asumió así las investigaciones que afectan tanto a Temer como a una decena de sus ministros y a políticos de todo el arco ideológico.
Si el Supremo remite el caso a la Cámara baja, la denuncia contra Temer sólo podrá ser tramitada si así lo avalan al menos dos tercios de los 513 diputados, que en su mayoría forman parte de la coalición gobernante.
En agosto pasado, la base parlamentaria oficialista bloqueó una primera denuncia por corrupción presentada contra Temer, que envió a los archivos con 263 votos, frente a los 227 que se pronunciaron por someter al mandatario a un juicio penal.