Se durmió la calle!! Todo está tranquilo!! Ya no hay protestas!! Algo negociaron los políticos!! El gobierno está más fuerte!! Estas frases las oímos a diario en las conversaciones de la calle o la casa y parecieran provenir de convencimientos profundos que denotan la desesperanza y a la vez la crítica contra alguien que aunque no se expresa en ellas, pareciera ser toda la sociedad, la cual es incapaz de enfrentar con un plan específico esta hegemonía del régimen que nos ha llevado a la pesadilla de vida en que se ha transformado subsistir en Venezuela
Por supuesto que tenemos líderes consecuentes y debemos destacar la nueva generación de jóvenes que hoy encabezan el accionar político venezolano, pero sin embargo ese mensaje sigue sin crear ese encanto afectivo con el sector popular, el cual no se convencerá ni con encuestas, ni con análisis económico ni con marchas callejeras. Falta ese ingrediente conector entre el alma de ciudadano sencillo y el líder conductor
Momento de tanta incertidumbre y desconfianza. Pareciera que adolecemos de un carácter, en general en la oposición, que pueda brindar confiabilidad. El régimen con las elecciones de gobernadores está ganando una batalla que le abre puertas internacionales de negociación y limpia un poco su careta. Cederán algunas gobernaciones, estirarán el “diálogo” y entrado largo el 2018 nos marearán con una nueva constitución y por ahora no nos podemos imaginar que fantasma substituirá a las elecciones presidenciales. La lucha popular no se avizora y entre argumentos adornados con dialéctica controversial e insulsa de parte y parte mezclados como trampas, seguiremos navegando la crisis y repitiendo “no puede ser” y “hasta cuando”. Llevamos 18 años en eso y nada supone que cambiara. ¿Será cuestión de liderazgo o meramente cultural? ¿Seguirá prevaleciendo la defensa del botín llamado Venezuela por parte de los rojitos? ¿Lo seguirán manteniendo tan fácil como hasta ahora luego de casi 20 años?
No dejemos que la respuesta a estas interrogantes sea si masivamente con votos ocupemos tantas gobernaciones como podamos. Los demócratas somos orgullosamente eso: demócratas. Por ello defenderemos la democracia como sistema político plural, con reconocimiento y derecho a participación a todas las tendencias, con una profunda convicción de respeto a los derechos humanos como factor primordial de convivencia, con oportunidades de superación social como norma de las acciones gubernamentales y con justicia que nos permita vivir en equidad y con confianza. No nos cansaremos de repetirlo, los venezolanos creemos en el voto como la herramienta para brindarnos el sistema político que deseamos norme al país y hagamos que ese terremoto político de perder las gobernaciones no sea solo un costo calculado por el régimen para lavar su careta, sino que nos acerque a la salida final de esta tragedia.
