La Unión Europea (UE) y la ONU consideraron este martes, 29 de octubre, que la conferencia de solidaridad que han clausurado en Bruselas en apoyo a los migrantes que huyen de Venezuela y a los países latinoamericanos que los acogen, ha cumplido su objetivo de dar más visibilidad a la urgencia de la crisis.
“Ya no hay excusas para que la comunidad internacional diga que no lo sabía. La situación es extremadamente grave, es una emergencia”, señaló el director general de la Organización Internacional para las Migraciones, António Vitorino, al cierre de la conferencia, organizada junto a la UE y el Acnur para “concienciar” sobre la crisis migratoria venezolana.
“Tenemos la obligación moral de ayudar a los venezolanos“, declaró.
La cita, en la que participaron durante dos días 120 delegaciones entre países e instituciones, así como representantes del sector privado y la sociedad civil, fue considerada por la alta representante de la UE para la Política Exterior, Federica Mogherini, como un “importante éxito” en asistencia y en resultados.
El objetivo no era recaudar donaciones de la comunidad internacional, sino preparar el terreno para una verdadera conferencia de donantes que se espera se celebre en enero para atender una crisis que ya ha llevado a 4,5 millones de venezolanos a salir de su país huyendo de la inestabilidad y la escasez.
Para finales de 2020 se estima que esa cifra ascienda a 6,5 millones de venezolanos desplazados en todo el mundo.
Para Mogherini, esta reunión ha dado “el impulso adecuado para intentar rellenar este hueco entre las necesidades y la movilización” de recursos en los próximos meses.
En cualquier caso, hasta 120 millones de euros se han anunciado como nuevas aportaciones por parte de diferentes países, a los que se suman 30 millones que la UE está movilizando estos días en apoyo a esos migrantes.
La Unión Europea lidera el apoyo internacional en esta crisis con 320 millones de euros comprometidos.
La jefa de la diplomacia comunitaria dejó claro que, en paralelo, debe seguir el trabajo en la vía diplomática para resolver la crisis política del país, que diferenció del que se debe llevar a cabo para atender la emergencia humanitaria de los desplazados y las comunidades que los acogen en países vecinos.
En Colombia, los venezolanos que han llegado durante la crisis ascienden a 1,5 millones, mientras que en Perú llegan a más de 800.000 y, en Ecuador, a más de 300.000.
Todos ellos necesitan principalmente de atención médica y, de educación, los niños y más jóvenes, que se encuentran además en situación de mayor vulnerabilidad junto a las mujeres.
“Admiramos la hospitalidad y brazos abiertos de las comunidades latinoamericanas que los acogen, pero alabarlos no es suficiente, lo que hace falta es apoyos concretos”, recalcó Mogherini, quien dejó claro que “la solución real a esta crisis migratoria será un solución a la crisis política”.
La UE, según dijo, “trabaja con socios en la región para conseguir ese resultado”.
“He visitado muchas veces la zona (…) Estoy impresionado por la extrema dignidad con que los venezolanos afrontan su exilio”, dijo por su parte el alto comisionado de la ONU para los refugiados (Acnur), Filippo Grandi.
En la conferencia se repasó la “grave y en deterioro crisis política, socioeconómica y de derechos humanos” en Venezuela, según señalaron los organizadores, la UE, OIM y Acnur, en un comunicado conjunto a su término.
Los tres organismos reconocieron el derecho soberano de cada país a gestionar sus fronteras, pero recalcaron la importancia de preservar el acceso al asilo, reforzar los mecanismos que permitan identificar a las personas en necesidad de protección internacional, mantener políticas de entrada flexibles y seguir regularizando y proporcionando documentos a los migrantes y refugiados venezolanos.
Rechazaron igualmente cualquier acto de odio, intolerancia o xenofobia, aunque sea “aislado y no representativo”.
La conferencia sirvió asimismo para “confirmar la necesidad de mayor apoyo financiero y técnico a los países de acogida” a través de mayor compromiso de los donantes, instituciones financieras internacionales o el sector privado.
La OIM y Acnur llamaron hace unos meses para recaudar a nivel internacional 740 millones de euros que, de los que, por el momento, se ha conseguido un 60 %, una situación que pidieron revertir en las próximas semanas.