El planteamiento realizado por el Presidente Lenin ofrece respuesta a dos necesidades importantes: la de rescatar el voto como mecanismo de cambio político y la de otorgar el poder a la ciudadanía de decidir sobre su propio destino.
La propuesta de Ecuador ofrece una ruta democrática para el cambio político; abre la oportunidad de demostrar al mundo que, a través de un proceso que cumpla con las exigencias, entre ellas la observación internacional, que el pueblo no quiere a Maduro.
Un proceso limpio, supervisado por el entes internacionales, como la ONU, podría reabrir la ruta democrática en Venezuela. El primer interesado en convencer a la gente de que la ruta electoral no sirve es el gobierno, que quiere aferrarse en el poder a toda costa.
La situación de nuestro país es realmente intolerable y no podemos quedarnos inertes; sin ofrecer opciones para resolver la crisis. La comunidad internacional está haciendo su parte. Nosotros debemos tomar ese impulso para generar nuevos mecanismos de presión internacional.
A mí me queda más que claro que el proceso electoral del 20 de mayo fue absolutamente ilegal. Ahora solo falta que el pueblo se exprese. Si hay que repetir las elecciones, que sean los ciudadanos venezolanos, bajo reglas claras y justas, los que así lo determinen.
Avanzada Progresista