Han pasado más de 15 años de esa tragedia que ha enlutado España y el mundo entero. En aquel trágico marzo de 2004, Jorge tenía casi dos años viviendo en Madrid. Había llegado de Cartagena (Colombia) en un día cualquiera con una pequeña maleta de cartón donde había un poco de todo. Un par de pantalones andrajososos, algunas camisas, un abrigo de un viejo abuelo andino que le quedaba grande pero que le venía al caso porque en Madrid hace mucho frío, un viejo album desteñido de fotos familiares y tanta, tanta…esperanza.

Durante ese tiempo había hecho de todo. Desde ayudante albañil hasta barredor de calles, desde obrero en un pequeña empresa que hacía mudanzas hasta jardinero y cuidador de casas en los barrios altos de Madrid,  inclusive de noche animaba fiestas familiares cantando canciones sudamericanas, acompañándose con su inseparable guitarra. Era solicitado y querido por todo el mundo.  Finalmente y gracias también a la ayuda de algunas personas importantes de la urbanización, había logrado obtener el famoso “permiso de residencia” expedido por las autoridades de extranjería.

Ya su permanencia en España era legal y por eso, con la poca plata que había logrado ahorrar con tantos sacrificios, decidió reunir a la familia llamando a su mujer y a su hijito que se habían quedado en Colombia, iniciando así una nueva vida. Era feliz, se sentía realizado y, cosa importante para un emigrante, se encontraba  casi como en su tierra, entre su propia gente.

Había conseguido un empleo fijo y todas las mañanas,  con el tren de los trabajadores  –  así le llamaban  –  se iba hasta el sitio de  trabajo. El viaje era relativamente corto y Jorge, que se había comprado un celular usado, pasaba ese tiempo llamando a su esposa para darle las ultimas recomendaciones, para desearle un feliz día hasta que, en la triste madrugada de un 11 de marzo, la maldad de algunos hombres perversos, guiados por una ideología criminal , truncó tragicamente la vida de Jorge  y de centenares de seres humanos, víctimas inocentes  de un terrorismo fanático.

Yo no se ni nunca quise saber si fué la ETA o si fué el integralismo islámico.No me interesa! Eso ha sido importante  solamente para los que están investigando! Para mí y para todos los hombres de buena voluntad lo triste es que la protervia de los hombres no tiene limites.

No conozco los objetivos que se proponían esa “gentuza” pero cualquiera que fuesen, por el simple hecho de tratar de conseguirlos con la violencia, con el terrorismo, con la muerte, sembrando odio, ante los ojos de Dios y del mundo” , han perdido toda legitimidad y se han convertido en el acto más abominable que un hombre pueda cometer,que es matar a un ser humano: La vida  es sagrada! Dios es justicia, Dios es misericordia mas sobre todo Dios es Amor”! Es por eso que odiar, violar y matar en el nombre de Dios es un hecho doblemente criminal: frente a los hombres y frente a Dios! Sin embargo la tragedia de Madrid del 11 de marzo del 2004, al igual que la tragedia de Nueva York del 11 de septiembre del 2001, ha logrado que los ciudadanos del mundo, de ese mundo tan dividido por la política, por los intereses, por las ambiciones se sintieran hermanos a través de una participación realmente efectiva y emotiva. Por eso y en nombre de esa solidaridad y de esa hermandad que va mucho mas allá de las fronteras que dividen nuestros paises, hoy quiero gritar al igual que hace quince años,con el alma en pedazos pero con esperanza y con fé que “que viva España”!

Desde Italia  –  Paolo Montanari Tigri




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