Luis Alejandro Borrero |@LABC7

Pedro Ferreira presenta con orgullo su proyecto. Con la cava tipo maleta que su equipo recién expone, se puede guardar ropa y mantener bebidas frías al mismo tiempo. El producto es innovador. Apenas estudiante del tercer semestre de la Universidad de Carabobo (UC), Pedro confiesa que su talento quizá no sea aprovechado en Venezuela.

—Sí he pensado irme del país, es un poco costoso, primero quiero terminar la carrera, explica.

—¿Y por qué irse?

—La idea principal cuando inicias una carrera es surgir, ejercer, tener tu trabajo y tu sueldo para independizarte. Como está la situación del país es muy difícil.

La mañana de este viernes la UC continuó con la presentación de la 34º edición de la IngeniUC, una feria de exposición donde los jóvenes presentaron sus trabajos finales de la cátedra Creatividad e Inventiva. Natasha Febres dirige la asignatura. Casi 500 estudiantes participaron este año. Pero Natasha es consciente de la realidad de sus alumnos.

—Parte de la tristeza que tenemos es que antes hacíamos la feria con 18 secciones de hasta 45 muchachos. Llegamos a tener 200 proyectos. Hoy terminamos semestre con un grupo muy reducido.

Los jóvenes se están yendo de la facultad. Y también del país, reconoce la docente. Pedro es más contundente. Dice que el país está quedando desarmado. Cada tanto se entera de gente que emigra buscando oportunidades en otras tierras. Allí hay enfermeros, doctores, ingenieros y profesionales.

—Nos están dejando el país desarmado.

IngeniUC no es lo mismo. Antes la feria se hacía en espacios emblemáticos como la Villa Olímpica. Pero la asfixia del Gobierno contra el presupuesto de las universidades no permite lujos. “¿Cuánto nos puede quitar un hotel o un salón de conferencias para hacer esto?”, se pregunta Febres. No obtiene respuesta.

—Estamos permitiendo este año trabajar con maquetas, cosa que no se hacía antes.

—¿Por qué?

—Es que los muchachos se emocionan tanto con su idea, que decirles no, por presupuesto es difícil. No se puede cortar la ilusión por una crisis que para nosotros es momentánea, responde.

La reducción es dramática: 46,5% menos proyectos. En la primera IngeniUC de este año se presentaron 107 exposiciones. Algunas, como la de Gerard Isaac que buscan resolver problemas cotidianos. El alumno diseñó y presentó junto con su equipo un filtro de carbón activado en menos de 6 meses. “Cristal Water” es un producto que de alguna manera intenta solventar lo que el estudiante escucha de su abuela: en la ciudad no se puede confiar mucho en el agua. Con concha de coco y arenilla, él hizo de su presentación una de las más innovadoras y necesarias. “Hicimos este proyecto para asegurarnos nosotros mismos que el agua es limpia”.

Pero Gerard también piensa irse del país. Acá no hay futuro, sentencia. ¿Cómo uno se compra un carro, una casa?, se pregunta. «Es que ni siquiera teniendo un sueldo de ingeniero». Al igual que su compañero Pedro y a pesar de la tristeza de su profesora, que apuesta porque se queden, ellos miran su futuro a través de la ventana. Quizá, la de un avión.




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