Ante esta espeluznante y brutal hiperinflación, el venezolano común, ya no viendo al cielo, porque comprendió que allá no encontrará las respuestas que espera, sino en las redes sociales o en lo contados medios que puedan dar cierta orientación de esta hecatombe que atenta contra la salud ciudadana, tanto en lo físico como en lo mental, y que ya se plantea como una lucha muy desigual contra una terrible desgracia: el hambre.

Nos dicen los economistas que este marasmo se aceleró por la absurda dinámica monetaria, alimentada por un Banco Central sin independencia y dispuesto a imprimir dinero inorgánico de manera ilimitada, para financiar el déficit fiscal, lo que incidió en la fuerte devaluación del bolívar en el mercado negro.

En tanto que el sociólogo Luís Pedro España – verdadera autoridad en estudios de la pobreza en Venezuela- nos informa que 7 de cada 10 venezolanos ha pedido dinero prestado a familiares o amigos para completar el mercado. Además, 36 % ha tenido que vender algo para poder llegar a fin de mes, 8 % ha recogido comida de la basura y 5 % ha solicitado ayudas.

¿Así pues que ya con estos análisis socio-económicos podríamos entender qué es lo que nos pasa?  Pues no, ya que con solo ver un titular de los cientos de pasquines oficiales, nos encontramos  que la posición del régimen, en boca de Maduro, está casi a la altura del grito del “Cabito” en 1902: “Nos están atacando la moneda por orden de Washington con el portal Dólar Today…pero la economía saldrá a flote…No podrá la oligarquía mayamera ni con mil Dólar Today. Todos los que atacan la moneda, todos los que atacan la economía, quedarán hechos cenizas”.

Y es esta burda cháchara la que nos obliga a revisar el acucioso planteamiento  que aporta la brillante abogada y escritora Thays Peñalver, quien nos precisa que hay que dejar de analizar lo que ocurre desde una postura liberal. Es decir dejar de asumir que la culpa es de “un Modelo Económico errado” o de “un mal gobierno” porque se trata de un Modelo Político que busca destruir nuestro orden social y económico, es decir el Capitalista/Liberal. Es contundente su análisis cuando nos ubica en la lógica de su premisa, al apuntar: “En nuestra mentalidad liberal, esta destrucción diaria que vivimos y sufrimos, el desabastecimiento, las colas etc. las percibimos como una “derrota del socialismo”, pero en su mentalidad, ellos creen estar ganando al destruir el modelo anterior y las colas, el desabastecimiento etc. no son otra cosa que las consecuencias lógicas de la transición al modelo socialista…” Para los psicólogos el “Eureka” es el descubrir que lo que nos pasa tiene un nombre y podemos hacer algo al respecto; y así las cosas, ahora  no es cuestión de echar mano a  la  desalentadora frase de Ortega y Gasset: “Lo que nos pasa es que no sabemos lo que nos pasa”, sino de darle un giro al asunto, pues afortunadamente, sabemos lo que nos pasa. Ahora ningún venezolano puede afirmar que desconoce que Maduro y sus secuaces utilizan toda su maquinaria en disgregar las fuerzas que puedan poner en peligro su poder, y que se dediquen con todo el poder del régimen  a la fragmentación de cualquier esfuerzo unitario que se pueda producir efectos como el logrado hace un año.

Por eso echa mano de la represión y el chantaje para controlar y destruir a cuantos osen oponerse a tantas vilezas y disparates, pero parecen olvidar algo importante: no se trata de una escuálida porción de esta carajeada Nación, se trata del 80 % de su ciudadanía que está dispuesta a colocar su dignidad en el espacio que le corresponde, dado que no acepta ni se conforma con lo que lo que hoy se le presenta como presente y futuro, que sabe no habrá varita mágica que lo arregle todo, ni otro iluminado mesías político que saque de la chistera soluciones, y mucho menos chistes de mal gusto; que ha tomado consciencia que no podrá prolongar más esta límbica tragedia que le retiene como si fuese un Godot tropical, a la sempiterna espera de unas quiméricas casualidades que le saquen de este foso donde le lanzó  la ruindad hecha gobierno.

Hay una extraordinaria máxima que nos indica: «Hay tres tipos de personas: Las que hacen que las cosas pasen, las que ven las cosas pasar, y las que se preguntan ¿Que es lo que paso?”…

Se ha dicho que una crisis es ese momento en que pasado y futuro chocan en el presente

Si ya sabemos que fue lo que pasó; ahora debemos prepararnos para hacer que las cosas pasen. La solución somos nosotros mismos. Todos y cada uno de ese 80% de ciudadanos que no permitiremos que nos expropien el futuro. Se ha dicho que una crisis es ese momento en que pasado y futuro chocan en el presente. Como la aurora, que todavía no es el nuevo día y tampoco la noche que ya fue.

Esta crisis inédita requiere respuestas inéditas. Nos llama a una participación más directa y responsable en todos aquellos ámbitos en los que se pueda edificar el bien común. Para algunos puede que ello signifique descubrir su vocación a la actividad política o gremial, o en la vida del barrio, de su urbanización de su cuadra, del colegio, etc. Otros aportarán su tiempo en el voluntariado, o tendrán un gesto solidario o de generosidad con los más desamparados. Cada uno sabrá qué hacer. Lo que ya no es lícito es quedarse en la acera de enfrente.

 




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