A edades tempranas, es importante que los niños sean familiarizados con el dentista para que no desarrollen fobias que les supongan un verdadero problema en el futuro.

Así, será más fácil que durante la adolescencia -época llena de cambios en la que la persona comienza a ser más autónoma- los hijos continúen con los buenos hábitos adquiridos en la niñez.

De la misma manera, si los adolescentes son conscientes de la importancia de mantener dichos hábitos, los perpetuarán con el paso de los años, lo que repercutirá positivamente en la sonrisa que tengan en el futuro.

Y es que una cosa está clara: conocer las medidas preventivas para cuidar la salud bucodental y llevarlas a cabo reduce considerablemente la necesidad de someterse a tratamientos invasivos o dolorosos en la edad adulta.

El que también se evite tratamientos complejos se traducirá en un importante ahorro de dinero.

¿Y cómo cuidar la salud bucodental en la adolescencia? 

La adolescencia es una etapa clave tanto para continuar con los hábitos inculcados durante la niñez como para adquirir rutinas nuevas que se llevarán a cabo toda la vida.

Por tanto, se recomienda que los padres supervisen los siguientes hábitos de sus hijos:

  1. Higiene: cepillarse los dientes al menos dos veces al día

Lo ideal es que el cepillado se haga después de cada comida. Sin embargo, entendemos que cumplir esta rutina no sea tan fácil cuando el adolescente está en el colegio o el instituto.

Si no puede ser después de cada comida, debe cepillarse los dientes al menos dos veces al día: por la mañana y por la noche.

Este cepillado debe durar un mínimo de dos minutos y debe acompañarse del uso de una pasta dental con flúor.

De esta forma, se eliminará la placa que tiende a acumularse entre los dientes y que, además, es la causante de la caries.

Luego del cepillado, siempre se debe utilizar el hilo dental. Con ello, se retirarán todos los restos de alimentos que han quedado entre las piezas dentales y que las cerdas del cepillo no han conseguido eliminar.

Y, por último, el uso de enjuague bucal tras el último cepillado del día: antes de irse a la cama.

  1. Nutrición: alimentación sana y equilibrada

Si no se les orientas sobre la importancia de llevar una dieta sana y equilibrada, los adolescentes tenderán a consumir alimentos y bebidas ricos en azúcares que, sin embargo, tienen un escaso contenido nutricional.

Es el caso de los caramelos o chucherías y de los refrescos. En el caso de los primeros, se recomienda reducir su ingesta al máximo y sustituirlos por sus variedades sin azúcar.

En el caso de los segundos, contamos con un dato alarmante. Se estima que una lata de refresco de 330 mililitros contiene alrededor de 6 cucharillas de azúcar.

Por tanto, estas bebidas no solamente pueden causar caries. Además, contienen ácidos que dañan y erosionan el esmalte dental.

Al igual que con las chucherías, recomendamos reducir su consumo al máximo.

Adicional, es importante llevar una alimentación equilibrada en la que abunden las verduras, frutas, la carne o el pescado, fuentes naturales de vitaminas y proteínas.

Es sabido que la anorexia y la bulimia causan estragos en quienes las padecen. A nivel bucodental, pueden producir desgastes, hipersensibilidad, caries, retracción de encías y pérdida de dientes. Se estima que estas enfermedades afectan a más de 400.000 jóvenes y adolescentes, ubicándose como la edad más vulnerable comprendida entre los 12 y los 25 años.

A nivel general, estos desórdenes causan daños psicológicos y físicos que pueden llegar a ser irreversibles, como la muerte.

Por tanto, si se sospecha que nuestro hijo puede haber caído, o estar cerca de caer, en alguna estas enfermedades, es necesario ponerlo en conocimiento de profesionales médicos lo antes posible.

  1. Ortodoncia: tratar a tiempo y extremar la higiene

Si hay un tratamiento dental que se asocie con la adolescencia, ése es, sin duda, la ortodoncia.

Aunque hoy en día los métodos más estéticos gocen de mucha popularidad (brackets de zafiro, brackets linguales o Invisalign), los adolescentes suelen llevar los tradicionales brackets metálicos.

Su uso es tan frecuente entre los adolescentes ya que los padres son cada vez más conscientes de las consecuencias que se pueden derivar de tener unos dientes apiñados, girados o desplazados.

La mala colocación de los dientes hace que una persona no pueda comer correctamente y que se genere mayor tensión de la debida en los músculos que participan en la masticación.

Además, unos dientes que no están correctamente alineados provocan dificultades a la hora de cepillarlos, ya que no se puede acceder a todas sus partes con facilidad.

La consecuencia de esta falta de higiene hace que se desarrollen caries o que los dientes sean perdidos precozmente.

Dadas las consecuencias que ocasiona la mala colocación de los dientes, es importante advertir que cuanto antes se paute un tratamiento, más fácil será solucionar el problema al que nos enfrentamos.

  1. Protectores bucales

La práctica de deporte forma parte de la vida diaria de los adolescentes. Si, además, éstos practican actividades de contacto como el fútbol o el baloncesto, es aconsejable que se utilice un protector bucal.

Es importante tanto si se llevan brackets como si no. De esta manera, se protegerán los dientes y se tratarán de evitar los accidentes bucodentales más frecuentes como las fracturas en los dientes o los cortes en los labios.

 

  1. Cuidar al máximo la salud general: no fumar

Muchas de las personas que se inician en el tabaquismo lo hacen en la adolescencia. Y, en esa etapa de su vida, poco saben de las terribles consecuencias que puede tener el tabaco para su salud. Enfermedades severas, como el cáncer.

Además, el tabaco ocasiona problemas para nuestros dientes. Cuanto más prolongado es el hábito, mayor probabilidad se tiene de que aparezcan manchas, los dientes se vuelvan más amarillos y surja el mal aliento.

  1. Visitar al dentista: revisiones y limpiezas

Como norma general, podemos decir que se debe visitar al dentista al menos una vez al año.

Periodicidad que varía en función de si el adolescente se está sometiendo a un tratamiento de ortodoncia, por ejemplo. En este caso, las visitas serán más frecuentes.

A través de las revisiones regulares, el dentista podrá realizar un examen de los dientes y encías y pautar la periodicidad de las limpiezas bucodentales. Asimismo, si hubiera algún problema, lo detectaría en fase temprana.

La prevención es la mejor arma para luchar contra tratamientos complejos, invasivos y dolorosos.

Por tanto, cuanto más estrictos nos acostumbremos a ser con nuestra salud bucodental siendo jóvenes, menos visitas al dentista tendremos que hacer en el futuro. (http://www.clinicaferrusbratos.com)




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