Luis Alejandro Borrero / @LABC7 / lborrero@el-carabobeno.com

Álvaro no sabía cuando era de día o de noche. El sol no existía. El tiempo tampoco. Pensaba que era la 8:00 a.m. porque llegaba el desayuno a su celda. Pero en realidad era la 1:00 p.m. El almuerzo llegaba seis horas después, a las 7:00 p.m. Y Álvaro pensaba que cuando llegaba la tercera comida —de lo que él creía era un día— era en realidad las 8:00 a.m. del día siguiente. No comía sino dos veces por día en el encierro que significó su estadía en el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) en el Helicoide, en Caracas.

La historia de Álvaro Jesús Carmona conmueve a los asistentes. Él fue un preso político. “Las historias son reales, lo que vive Lorent Saleh, lo que vive Leopoldo López”. El joven estudiante de cuarto año de derecho parece creer que todavía existen quienes dudan de la tortura que significa ser apresado por una forma de pensar.

El estudiante vivió sin sol cuatro meses en el Sebin de Caracas. Luego le tocó aguantar siete meses más de encierro en el Sebin de Naguanagua. Su relato dejó en silencio absoluto a la audiencia por tres minutos y medio. Contaba su historia desde el auditorio en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad de Carabobo (UC). Allí se presentó el programa de extensión de estudios en Derechos Humanos el martes

Los Derechos Humanos no se agradecen, se exigen. Juan Carlos Rubertiello es profesor de la casa de estudios. Fue el encargado de presentar el proyecto que ya es un hecho. Cuenta que dos cosas lo impulsaron, junto con la profesora Giannina Fusco y Marcos Yépez a diseñar el programa de extensión. La primera es que los estudiantes poco conocen de Derechos Humanos. La segunda es de carácter moral: “No podíamos quedarnos tranquilos ante la situación”, que califica como más grave cada vez.

La Universidad de Carabobo exige que se pare la violación de Derechos Humanos contra sus estudiantes, dijo Fusco. Explicó que la coordinación del programa de extensión tendrá varios ejes de acción: formación, a través de cursos y contenidos programáticos; la exigibilidad, a través de enseñanzas para que los jóvenes reclamen y sepan hacerlo; y la defensa de quienes hayan sido reprimidos por el Estado de alguna forma, con asesoría técnica y representación de la UC.

Historias como las de Álvaro no deben repetirse. Es el objetivo del programa que contará con la participación de una de las Organizaciones No Gubernamentales pioneras. El Programa de Educación y Acción de Derechos Humanos (Provea) acompañó el proyecto de los tres profesores y avalado por la casa de estudios. La idea es que las víctimas o estudiantes que sean promotores no se conformen con saber aplicar elementos jurídicos y técnicos en la materia de defensa a garantías fundamentales; sino que eso signifique un cambio real en sus vidas y el cese de la represión.




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