Después de un mes llegó la gandola a la estación de servicio subsidiada Palo Negro de Valencia, frente al Palacio de Justicia, pero los funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana privilegiaron a los usuarios de colas VIP, mientras los ciudadanos de las filas oficiales esperaban indignados una respuesta de las autoridades.
“Nadie nos dice si nos van a echar o no. Pero vemos cómo están pasando los carros de los funcionarios y los que pagan en dólares en otras colas”, indicó María Velázquez, con cuatro semanas en la fila.
A Velazquez lo que más le molesta es la viveza de los uniformados. “Cuando llega gasolina pasan entre 20 y 40 carros nada más de la cola de ciudadanos comunes, pero les echan solo 30 litros porque pagan en bolívares, y los que pagan en verdes si llenan full sus tanques”.
Para otros otros usuarios la desconsideración con las personas de tercera edad, discapacitados y madres con niños recién nacidos es insoportable. “Tampoco le prestan la colaboración a quienes tenemos niños lactantes”.
Los funcionarios de la PNB intentaron impedir la labor periodística en la estación, pues las denuncias de la ciudadanía estaban dirigidas contra ellos. Los periodistas fueron obligados a salir de la bomba, bajo el alegato de que allí no se puede grabar.