EFE

 Cargados de
solidaridad y alejados del pesimismo y el victimismo, ocho montañistas de
Ecuador y Estados Unidos, que han sufrido amputaciones, ascenderán al Cayambe,
un volcán de 5.790 metros de altitud, para probar que el uso de prótesis
especiales demuestra que las lesiones no son obstáculos.

Con el proyecto, los ocho escaladores, que subirán con igual
número de acompañantes, buscan recaudar fondos para entregar cien prótesis en
Guatemala, Ecuador y Estados Unidos a personas que no tienen los recursos
necesarios para acceder a alta tecnología.

El ascenso hasta la cumbre, que será el 26 de julio, tomará
unas nueve horas y los montañistas documentarán su viaje con el objetivo de
compartir los desafíos y emociones de la experiencia y, a la vez, sensibilizar
al público sobre la importancia de los derechos de las personas con
discapacidad, informó la Embajada de Estados Unidos.

«Tener una parte menos se ha estigmatizado en la
sociedad. Lo importante es la esencia de demostrar que un ser humano, con una
lesión física, es capaz de lograr un objetivo como el subir a la cumbre»
del Cayambe, algo que para un sedentario, con el cuerpo completo «es un
reto bastante complicado», dijo Santiago Quintero.

Con sus dos pies amputados a la mitad, el escalador Quintero
será el líder del grupo que ya está en Ecuador para «compartir un
sueño» y divulgar el mensaje de que «todo es posible de
conseguir» y más aún con tecnología avanzada.

«Hoy por hoy hay prótesis de alto nivel con las que se
pueden conseguir retos bastantes complicados», que con un par de muletas
sería «mucho más difícil», comentó a Efe Quintero quien, en 2002,
sufrió la congelación de sus pies en el Aconcagua, hecho que derivó en la
amputación de la mitad de sus pies.

No fue lo peor. Los médicos le sugirieron que busque otra
actividad porque a la montaña, le dijeron, no podría volver.

Nueve meses estuvo en el hospital. Recuerda la herida
abierta, las terminaciones nerviosas a flor de piel y a los médicos que le
dijeron que se sienta afortunado si volvía a caminar, que la montaña se había
acabado «para siempre» para él.

Pero Quintero confesó que «hubiera preferido»
morirse antes que no intentar volver a su deporte y apuntó que los siguientes
cinco años ocurrieron «milagros» en su vida gracias a diversos
tratamientos y a su tenacidad: se fue la hipersensibilidad de los pies, la piel
se hizo resistente.

Con su corazón libre y su pasión por las montañas como
bandera, no solo volvió a caminar sino que en 2013 pasó 36 horas a más de 8.000
metros sin oxigeno en el Everest, monte que es parte de su proyecto de
conquistar 14 picos de esas características y en esas condiciones. Le faltan
ocho.

La «vida es ser feliz», sostuvo Quintero quien con
sus colegas que usan prótesis -cuatro ecuatorianos y tres estadounidenses-,
tomarán al Cayambe como pretexto para lanzar desde sus alturas un mensaje de
esperanza, de gratitud hacia la vida.

«Socialmente o generalmente hay una actitud de quejarse
que tiene que ser cambiada», sostuvo el escalador de 40 años quien cree
que al alimentar el afán por conseguir dinero y comprar bienes se «pierde
la esencia de la vida».

El mensaje, que documentará una productora estadounidense,
es muy claro, «positivo, espiritual, de motivación, superación, de no
compararnos, de decir gracias a la vida», comentó.

Los escaladores, que estarán en Ecuador hasta el 29 de julio
como parte del programa «Superando Obstáculos, desafío Cayambe 2015»,
organizado por The Range of Motion Project (ROMP), harán tres cumbres en su
proceso de aclimatación y entrenamiento.

El Ruco Pichincha, el Pasochoa y el Iliniza Norte esperan a
los escaladores que forman parte del proyecto, auspiciado por la embajada de
Estados Unidos y que conmemora los 25 años de la promulgación de la ley sobre
estadounidenses con discapacidades.

Con el ascenso, los escaladores quieren demostrar que la
discapacidad es «una decisión personal», a criterio de Quintero.

«Todo es posible, no hay límites, el universo es
demasiado grande», aseguró al considerar a la discapacidad como «una
oportunidad para convertir las adversidades en ventajas».

Lo importante para el escalador ecuatoriano «es tener
un contacto espiritual», una relación de cada persona «con su
divinidad» y trabajar en el crecimiento interno.




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