El ejercicio es la mejor medicina para el corazón y por
consiguiente para todo el cuerpo humano, y en el marco del Día Mundial del Corazón que se
celebra el 29 de septiembre, es importante destacar el papel que tiene la
actividad física en la prevención de problemas cardiovasculares, así como para
la recuperación de personas que tienen alguna afección.
Según nota de prensa, Ricardo
Javornik, médico deportivo y embajador de la cadena de fitness Gold’s Gym,
expresó que la persona con alguna cardiopatía probablemente mejore sus
condiciones de riesgo con el ejercicio físico, pero este debe ser estrictamente
prescrito e indicado por un especialista. No todas las personas pueden realizar
el mismo tipo de ejercicio, con la misma intensidad y duración. Eso depende de
la evaluación y el análisis individualizado que hace el cardiólogo o un médico
deportivo entrenado en cardiología.
En condiciones normales, cada día el corazón bombea el
equivalente a 2.000
litros de sangre en todo el cuerpo, generando la energía
suficiente para conducir un camión por más de 30 kilómetros. El
entrenamiento adecuado le permite a este músculo adaptarse a una situación
variable de buena contracción en estado de reposo, acompañado de una adecuada y
ágil respuesta cardíaca al esfuerzo.
Los
mayores efectos beneficiosos a nivel cardiovascular se consiguen realizando
ejercicios predominantemente aeróbicos o dinámicos (caminar, andar en bicicleta
o nadar, entre otros). En varios trabajos científicos se ha demostrado que
previene la aparición de problemas cardiacos, y en el caso de existir alguna
patología, disminuye las complicaciones y aumenta la supervivencia.
Poder preventivo
De acuerdo con la Federación Mundial del Corazón, las
enfermedades cardiovasculares (ECV) son la primera causa de muerte en el mundo.
En la actualidad es responsable de 17,3 millones de muertes al año, y para 2030
se espera que esta cifra aumente a 23 millones. Pero la mayoría de las ECV
pueden prevenirse si se aborda la reducción de los factores de riesgo, como el
consumo de tabaco, dieta poco saludable y sedentarismo.
“En
términos generales, el ejercicio sí previene afecciones porque disminuye los triglicéridos, mejora el
colesterol y la eficiencia del corazón como tal, es decir, utiliza menos
oxígeno para funcionar, bombea mucho más sangre y da más oxigeno hacia la
periferia”, detalló Javornik.
Agregó el médico deportivo que el ejercicio también tiene la
capacidad de disminuir la presión arterial y actúa contra la grasa, sobre todo
la intraabdominal, que tiene efectos hormonales perjudiciales. Adicionalmente
la actividad física ayuda a controlar los niveles de glicemia (azúcar en la
sangre).
La
alimentación es la fuente principal de energía del cuerpo, pero de ella pueden
surgir problemas o ser el complemento de una óptima salud integral. Aunado al
ejercicio, las personas deben adquirir buenos hábitos nutricionales. “En
pacientes cardiópatas, siempre hay que revisar muy bien el tipo de grasas en su
dieta, que si tiene sobrepeso, debe ser hipocalórica, es decir, de bajas
calorías”, mencionó el especialista.
La actividad física es beneficiosa
en ambos sexos en todos los grupos de edad, siempre y cuando ésta sea
practicada regularmente. Independientemente
de cuándo se empiece se obtienen beneficios.
La única salvedad es que el entrenamiento debe adaptarse a
las características, preferencias y limitaciones de cada persona. “Para
mantenerse sano, el criterio general es que se requieren 30 minutos diarios de
actividad moderada. Si va en aumento la duración de ese tiempo, se va mejorando
y se tienen menores riesgos para la salud”, sostuvo Javornik.
Antes
de comenzar una rutina de entrenamiento por iniciativa personal o ir al
gimnasio, si no se está seguro acerca del estado de salud, se aconseja ir a un
doctor para conocer con seguridad que la actividad física será positiva para el
organismo.
Con información de nota de prensa
