EFE
El tercer y final debate presidencial entre la demócrata Hillary Clinton y el republicano Donald Trump arrancó este miércoles en Las Vegas, donde se espera que ambos candidatos traten en profundidad la cuestión migratoria y que el magnate busque remontar tras varias semanas de escándalos.
Clinton y Trump debatirán durante 90 minutos sin interrupciones en su último cara a cara antes de las elecciones presidenciales estadounidenses del 8 de noviembre.
El encuentro estará dividido en seis segmentos de quince minutos dedicados a los siguientes temas: la deuda nacional y los programas sociales, la inmigración, la economía, el Tribunal Supremo, la política exterior y la capacidad de los candidatos para ser presidente.
El debate es moderado por el periodista Chris Wallace, de la cadena conservadora Fox News, y tiene lugar en Nevada, uno de los estados más disputados y que pueden decantar la victoria en las elecciones de noviembre.
Precisamente, las últimas encuestas en Nevada -cuya población hispana representa el 27,8 % y supone el 17 % de los posibles votantes- sitúan a Clinton ligeramente por delante, con 2,5 puntos porcentuales de ventaja.
Por ello, Trump intentará retomar la iniciativa, ya que la sucesión de escándalos de las últimas semanas (la emisión de un vídeo de 2005 con comentarios denigrantes del empresario sobre las mujeres y acusaciones de abuso sexual), han afectado significativamente su popularidad y ha caído en las encuestas.
En esta ocasión, y como parte de su estilo beligerante, Trump invitó al hermanastro del presidente de EEUU, Barack Obama, y a la madre de uno de los fallecidos en el ataque de 2012 al consulado estadounidense en Bengasi (Libia), con el objetivo de presionar a Clinton.
La aspirante demócrata, por su parte, llegará en una posición más cómoda, con una sólida ventaja en las encuestas y el activo apoyo recibido en campaña por figuras como la primera dama, Michelle Obama, y el propio presidente estadounidense, Barack Obama.