«No basta con disponer de las vacunas, es importante estimular la vacunación y facilitar su acceso a toda la población de 12 años o más», reza el comuicado.
Aunque la Abdala obtuvo en julio pasado una autorización para su uso en emergencias por el Centro para el Control Estatal de Medicamentos (CECMED) cubano, los académicos y científicos venezolanos consideran que la vacuna requiere el aval de científico de la Organización Mundial de la Salud (OMS) o de algún otro organismo reconocido.
Las academias reiteran que es necesaria la vacunación contra la COVID-19 porque existen estudios» que demuestran que el «número de infecciones, hospitalizaciones, ingresos a unidades de cuidados intensivos y muertes se reducen entre 4 a 10 veces, según el caso, en las personas que han recibido el esquema completo de vacunación».
«Los riesgos asociados a la vacunación no superan por lo general un caso por cada cien mil o millón de vacunados, dependiendo del tipo de vacuna y de la condición del individuo, mientras que muchos de estos riegos son al menos mil veces más frecuentes en personas infectadas por COVID-19», agregó.
Venezuela ha acelerado el proceso de vacunación contra la COVID-19 en el último mes con la llegada de varios lotes de Sputnik, Sinovac —a través del mecanismo Covax—, y de la china Sinopharm, fármaco que están aplicando a mayores de 12 años en centros educativos de todo el país.
Nicolás Maduro informó el domingo pasado que el país «ha llegado al 67 % de la población vacunada», sin especificar si el porcentaje hace referencia a inoculados con las dos inyecciones que se requieren para considerar que una persona está inmunizada, o solo con la primera dosis.
Hasta el jueves, Venezuela acumulaba 41 mil 648 contagios confirmados y 4.936 muertes desde que se inició la pandemia.