Juliana Peña no dejaba de sudar de un semáforo a otro al conducir de regreso casa, luego de buscar a su hija en el colegio. Fueron poco más de cinco kilómetros que parecieron un maratón de 42K trotando, una experiencia que le hizo recordar lo que una vecina comentó en el ascensor durante la mañana referente a una supuesta ola de calor.
Pero es un término que no corresponde con la realidad porque las actuales temperaturas en Venezuela se deben a la declinación solar casi perpendicular sobre el país, que es normal para esta época, según explicó el especialista en análisis y gestión de riesgos y eventos adversos, Jacobo Vidarte.
“Para que haya ola de calor las temperaturas deben estar muy por encima de la media por un lapso de una semana o más, e incluso abarcar una buena extensión del territorio, es decir, actualmente no existe oficialmente una ola de calor ya que meteorológicamente no cumple los patrones, es más una frase popular que un concepto técnico”.
Esto no quiere decir que la percepción de Juliana sea falsa. La temperatura sí ha aumentado, como comúnmente ocurre desde las fechas cercanas al Carnaval, hasta mayo, cuando inicia la temporada de lluvia.
Recomendaciones para enfrentar el calor
No es casual que Juan José Acosta se sienta más agotado físicamente al llegar a casa luego de caminar desde su trabajo unas ocho cuadras. “Nos sentimos más cansados que, por ejemplo, a finales de octubre, noviembre o diciembre porque las temperaturas altas generan agotamiento de manera más fácil.
Es por ello que la principal recomendación es no hacer ejercicio físico al aire libre en horas cercanas al mediodía y mantenerse hidratado en todo momento.
“La temperatura agota, reduce los reflejos y, por la pérdida de líquido cuando hay ejercicio físico, la sudoración es fuerte y produce un shock hipovolémico… Cada persona, eso depende muchos aspectos, debe tomar entre un litro y medio y dos de agua, aunque no tenga sed porque es un requerimiento corporal”.
El especialista se refirió especialmente a quienes trabajan como deliverys, visitadores médicos y todos aquellos que están en la calle constantemente.
Además, quienes realizan actividades de conducción durante el día, como los choferes de transporte público, deben saber que los requerimientos de tomar agua después de 27,5ºC aumentan, y eso es evidente con el primer síntoma de deshidratación leve que es la sed.
“La deshidratación reduce respuesta efectiva y rápida y los reflejos se ven afectados al momento de conducir”.
Vidarte insistió en que no hay que hacerse eco del mito que cobra fuerza en estos días y que establece una relación entre las elevadas temperaturas y las posibilidades de que ocurra algún evento sísmico. “Eso nada tiene que ver con el calor, aunque tradicionalmente dicen que si hace mucho calor va a temblar”.
Vientos propios del calor
Aunque las temperaturas están elevadas en esta época del año, el viento suele ser intenso, ocluso desde horas del mediodía, en varias zonas de la entidad.
Esto ocurre porque el viento es el movimiento del aire desde un área de alta presión a un área de baja presión. “De hecho, el viento existe porque el sol calienta irregularmente la superficie de la Tierra. Conforme sube el aire caliente, el aire más frío se mueve para rellenar el vacío”.
Es por esto que en áreas cerca de montañas y cerros, como Naguanagua, la brisa se siente con fuerza porque “las capas de aire frías se mantienen en la parte de arriba de los cerros y el que está pegado de la tierra se calienta porque hay mucho calor y sube y el de la montaña baja”.
