Anatomía Patológica
(Foto Nina Gabriella Bortolussi)

El Departamento de Anatomía Patológica es un sitio insalubre. Las cucarachas, zancudos, lombrices y ratas deambulan por toda la deteriorada estructura, perteneciente a la Ciudad Hospitalaria Dr. Enrique Tejera (CHET).

En el recinto se reciben los cadáveres por muerte natural. Desde hace más de un año no les realizan autopsia por falta de insumos. «Los casos están reconocidos, lo que quiere decir que de las historias clínicas se deduce lo que le sucedió» señaló una fuente extraoficial.

De más de 160 cuerpos ingresados en un mes, la mayoría es de infantes que, en un 70% registraban cuadros severos de desnutrición.

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La escasez de medicamentos es otro factor decisivo en el aumento vertiginoso de muertes por causas naturales en los últimos meses, las cuales superaron las cifras de fallecimientos en hechos violentos. Las personas de la tercera edad son las más afectadas por la falta de fármacos en el hospital que alguna vez fue ejemplo para Latinoamérica.

El drama del desastre de la salud pública en Venezuela no termina con la muerte. El traslado hacia esa unidad, en múltiples ocasiones lo realizan los allegados de los difuntos por la falta de camillas. Al entrar, los cuerpos son colocados en una mesa, cuyas condiciones de higiene son deplorables, y expuestos a ser la carnada de los animales que merodean por los pasillos.

Las neveras dañadas completan el panorama. El robo de cables hizo de las suyas. La descomposición de los cadáveres es inevitable y el olor es putrefacto.

CONDICIONES DEPLORABLES 

Los trabajadores no escapan de esta dantesca realidad. Duermen en el piso cada vez que están de guardia, pasan hambre porque les eliminaron el servicio de alimentación y tampoco reciben beneficios como el bono nocturno. La inseguridad los ha convertido en víctimas de hechos delictivos en varias oportunidades.

El personal duerme en el piso, por falta de una habitación capaz de satisfacer las necesidades básicas. «Aprobaron un dineral para arreglar el auditorio donde los estudiantes de medicina ven sus clases, pero las personas que trabajan en Anatomía Patológica padecen todas las penurias habidas y por haber».

Los baños están un estado de deplorable. No cuentan con agua para su aseo, lo que ha incrementado las bacterias. El hedor es casi insoportable producto de las heces.

Ni afuera ni adentro del departamento hay servicio eléctrico, lo que incrementa la inseguridad, pese a que cerca está un módulo de la Policía de Carabobo. Entre la oscuridad, deambulan las ratas y otras alimañas que acompañan los cuerpos de quienes fallecen por causas naturales.




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