El comerciante Carmelo Eduardo Ayala, de 53 años de edad, fue hallado muerto en su residencia ubicada en Colinas de Bello Monte. El cadáver presentó disparos y una herida abierta en el cráneo que le ocasionaron con una chícora.
El hombre sufría de trastorno bipolar, se mantenía distante del resto de la familia, pero recibía la visita de otras personas. El día antes del hallazgo del cuerpo, vieron entrar a alguien a la casa de Ayala.
El homicida se llevó el carro de la víctima, computadora, ropa, zapatos, celular y demás objetos de valor. Al salir, cerró la puerta con las llaves y las lanzó hacia la parte interna de la vivienda.
El vehículo de Ayala fue hallado en la avenida La Paz, de El Paraíso, su hijo pensó que se trataba de un secuestro, acudió a la vivienda y encontró el cuerpo, además de muestras de sangre.
El asesino está identificado porque quedó grabado en un video. Se trata de un hombre que en anteriores ocasiones fue visto en compañía de Ayala. En la sala de la casa había excrementos dejados por el homicida.
Ayala no tomaba su medicación. Tenía tres hijos. Dos emigraron y uno trabajaba con el en una recuperadora de papel.
Un preso
Carlos José Villarreal Lee Chio (21) estaba preso en la Policía de Caracas, y el jueves 27 de junio lo encontraron muerto en un baño de esa institución ubicada en la Cota 905, parte alta de El Paraíso.
El cuerpo pendía de una sábana y según la autopsia, murió por asfixia mecánica.
Villarreal fue detenido hace un mes en los alrededores de la avenida Lecuna, vivía en un refugio y no se le conocía familiar alguno.
Amigos del refugio fueron a la morgue a hacer los trámites para retirar el cuerpo, a través del consejo comunal. En el sitio dijeron que el joven fue detenido por un policía con quien había tenido problemas, y le “sembró” drogas.
La víctima acostumbraba a barrer y limpiar cerca de su comunidad para ganarse el alimento. Sus amigos no descartan que unos presos lo hubieran ahorcado.
