Un equipo científico liderado por la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC), ha confirmado por primera vez, a través de los registros fósiles, la presencia de mosquitos fantasmas en Nueva Zelanda.
Un equipo científico liderado por la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC), ha confirmado por primera vez, a través de los registros fósiles, la presencia de mosquitos fantasmas en Nueva Zelanda. Foto Cortesía iNaturalist Ecuador

Un equipo científico liderado por la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) confirmó por primera vez, a través de los registros fósiles, la presencia de mosquitos fantasmas en Nueva Zelanda. Único lugar junto con la Antártida, donde su presencia no estaba confirmada.

Estas especies, principales depredadoras de plancton e importantes ingenieras en los ecosistemas de agua dulce, están presentes en la actualidad en todos los continentes del mundo.

Este descubrimiento sugiere la existencia de un cambio radical en el clima de estas islas que habría llevado a estas especies a la extinción.

El equipo científico documentó 30 especímenes de individuos inmaduros de estos mosquitos en fósiles recolectados de Foulden Maar en Nueva Zelanda. Este lago fósil, en la actualidad seco, se originó en el cráter de un volcán inactivo con 2 kilómetros de diámetro y 350 metros de profundidad.

Al morir, las abundantes algas microscópicas, llamadas diatomeas, fueron formando una capa en el fondo del lago que posibilitó la conservación única de fósiles durante millones de años.

«Este lago único es nuestra ventana a un hemisferio sur de hace 23 millones de años. El Foulden Maar conserva fósiles de plantas y animales que perecieron en el lago, rodeado de un bosque húmedo tropical», afirmó Viktor Baranov, investigador de la EBD-CSIC.

La incidencia del clima en los hallazgos fósiles de mosquitos fantasmas

Debido a cambios geológicos y climáticos producidos durante millones de años, hoy el clima de la zona es más frío. El lago se encuentra totalmente seco, lo que lo convierte en un lugar único para el estudio de fósiles.

Los especímenes fueron fotografiados y almacenados en el Museo del Departamento de Geología de la Universidad de Otago, en Nueva Zelanda. Se descubrieron al menos cinco morfotipos distintos, un término que se designa cuando la especie no puede ser determinada de forma precisa.

«Es muy curioso que estuvieran presentes en Nueva Zelanda en el pasado, pero hoy no», explicó Baranov.

Un evento climático extremo pudo haberlos llevado a la extinción. No hay indicios aún de qué pudo provocar la extinción de estos mosquitos en Nueva Zelanda.

Estos hallazgos demuestran el valor de preservar los yacimientos fósiles en el mundo como archivos de la Tierra. Estos permiten realizar descubrimientos que ayuden a entender procesos naturales en el presente, como el impacto del cambio climático.

«Nuestro inesperado descubrimiento de los mosquitos fantasmas de Foulden Maar pone aún más de relieve las muchas sorpresas que aún guarda este yacimiento», concluyó el investigador.

 

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