El destino de algunas especies amenazadas, como el panda gigante, la iguana azul o el cernícalo de Mauricio, «demuestra» que las medidas de salvaguarda pueden funcionar, una señal alentadora en un mundo en el que la fauna y la flora declinan a una velocidad sin precedentes.

La replantación de cedros en Líbano, la reintroducción del correlimos cuchareta en Rusia, un ave migratoria, o el seguimiento por satélite de las tortugas verdes en Australia son algunos de los programas de conservación que han permitido desacelerar el declive a menudo provocado por el hombre y, en algunos casos, incluso revertirlo.

Es el mensaje que quiere transmitir la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) este martes, coincidiendo con el Día Internacional de la Diversidad Biológica.

La famosa «Lista Roja» establecida por la organización es «la referencia en lo que concierne a las especies animales y vegetales amenazadas de extinción».

Pone el foco en la situación dramática de una Tierra confrontada a la sexta extinción masiva, mucho más rápida que las otras cinco registradas en los últimos 500 millones de años.

Pero «del cedro del Líbano al gran hapalemur (lemúrido de Magadascar), hay historias que pruebas que la conservación funciona», adelanta la UICN.

«La sexta extinción está en marcha» pero «estos logros en materia de conservación muestran que hay todavía una esperanza para el futuro de nuestro planeta», afirmó Craig Hilton-Taylor, quien dirige la Lista Roja.

El emblemático panda gigante vio su población aumentar de 1.216 ejemplares en 1988 a 1.864 en 2014, lo que permitió sacarlo de la categoría «en peligro», aunque sigue siendo «vulnerable». Pero «los esfuerzos deben continuar» porque el cambio climático amenaza al bambú del que se alimenta, insiste la UICN.

Gracias a la reintroducción de iguanas azules criadas en cautividad en la isla de Gran Caimán, la especie ya no está en «peligro crítico», sino solo «en peligro» desde 2012, y el número de reptiles sigue creciendo.

En 1974, el cernícalo de Mauricio (ave falconiforme), con sólo cuatro individuos, estaba cerca de la extinción. Hoy estos rapaces son alrededor de 400, uno de los logros más importantes en el mundo en materia de salvaguarda de aves, señala la UICN.

No muy lejos, el zorro volador de la isla Rodrigues pasó de menos de un centenar de individuos en los años 1970 a más de 25.000, gracias a la reforestación.

En cuanto al hapalemur, de la familia de los lémures, estaba considerado extinto antes de su «redescubrimiento» en 1986 en una región de Madagascar. E incluso si bien está todavía «en peligro crítico», las medidas de salvaguarda «tienen efectos positivos».

Y en Etiopía, hábitat del lobo de Abisinia, el carnívoro más amenazado de África, está ahora en gran parte protegido, aunque los esfuerzos de preservación de este cánido se vieron perjudicados por las enfermedades transmitidas por los perros domésticos.




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