“Dictadura”, es un gobierno que impone  su autoridad violando la legislación vigente, y en sintonía con esa definición se le llama “dictador” a la persona que controla todos los poderes y los ejerce sin limitación alguna. Por lo normal las dictaduras son brutales y sangrientas, como la castrista, pero no es esencial para que un gobierno sea dictatorial.

La historia enseña que, así como ha habido dictaduras implacables donde se han pisoteado vulgarmente todos los derechos humanos, del mismo modo ha habido otras donde, sobretodo al comienzo, se han permitido ciertas libertades ciudadanas. Además no necesariamente un dictador llega al poder a través de un cruento golpe de estado. En el curso de la historia ha habido dictaduras que han provocado víctimas y daños incalculables, como la de Hitler por ejemplo, disfrazada con una careta de de democracia, porque el potencial dictador ha llegado al poder a través del voto!

Eso demuestra que no es cierto que todo gobierno electo por el pueblo sea, por definición, un gobierno democrático, porque  ha habido y “sigue habiendo” gobiernos que nacen  a través de elecciones democráticas pero luego usan las instituciones del sistema para acrecentar el poder. El modus operandi de esas dictaduras que yo llamo “dictaduras del siglo XXI”, estriba fundamentalmente en asumir el control del poder judicial y del poder legislativo, el vasallaje de las Fuerzas Armadas que, en última instancia puede ser suplido con la creación de cuerpos paramilitares bajo el estricto control del Presidente.

Lo que pasa es que mientras esos dictadores que han llegado al poder a través de un golpe de  estado  – bastantes raros hoy día  –  ni siquiera intentan legitimarlo (sería imposible!), esos “dictadorzuelos” que han llegado al poder por la vía del voto, gracias al dominio absoluto que tienen sobre las instituciones públicas (y a la plata con la cual compran descaradamente la conciencia de mucha gente, necesitan como el aire, atestar su condición de “demócratas” porque, de otra manera, correrían el riesgo de ser relegados por el mundo internacional a la inaceptable condición de dictadores, término que con gran habilidad oratoria pero con inmensa falacia, han siempre detestado.

Desde Italia – Paolo Montanari Tigri




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