Según la Real Academia  Española,  el Arte es toda actividad a través de la cual, con habilidad y con talento, con ingenio y con fantasía se trasmiten emociones o se logran formas de expresión estética. Ahora bien, con un concepto quizás un poco extensivo de la palabra, yo creo que tambien es la capacidad de comunicar a los demás lo que uno piensa, hablando de una forma persuasiva, seductora y convincente, tratando de catequizar a los oyentes, en otras palabras lo que comunmente se conoce como “oratoria” , tambien pueda ser considerado un arte. Pero ¿cuáles son entonces las prerrogativas de ese arte que es la oratoria? Voy a mencionar algunas que, a mi manera de ver, identifican al verdadero orador. Por ejemplo una característica importante es la de expresarse con frases breves, entrecortadas, a veces levantando,  adrede, el tono de la voz para luego bajarlo y hablar en forma sumisa, intercalando pausas suspensivas y muy bien calibradas con violentas embestidas sin ni siquiera tomar aire para que los oyentes puedan mejor asimilar lo que el buen orador dice…y no tengan tiempo para pensar.

Del mismo modo, es muy importante prolongar la última vocal de una frase para que el concepto quede grabado en la mente de los oyentes. Por ejemplo, no es lo mismo decir: Ahora el dueño es el pueblo…que decir :…ahora el dueño es el pueblooooo! Además, el que presume ser orador, por lo general habla con tonos como de arcángel que ha llegado entre los comunes mortales desde el mismo cielo para salvar el país del desastre en el cual se encuentra por culpa de la corrupción, de la deshonestidad  y de la incapacidad de los que vinieron antes. El verdadero “buen orador” a veces quizás con una verbosidad excesiva, sabe explotar con  demagogia los problemas sociales del país, como la pobreza, como la carencia de escuelas, de viviendas, de hospitales, de artículos de primera necesidad. Hay más, durante sus infinitas intervenciones  –   radiales o televisivas  –  hay momentos, por cierto friamente calculados, en los cuales parece sufrir de estremecimiento  casi erótico en el arrebato de sus peroratas y, para mejor identificarse con ese pueblo que él dice  representar, levanta su puño, por lo general el izquierdo, hacia el cielo y con las venas que casi se le salen del cuello, insulta a los ricos y a los yanques hasta soltando algunas groserías! Y así, en sus violentas arremetidas, suele mezclar con una sincronización casi perfecta, amenazas e irónicos sarcasmos, y profiere con impúdica desenvoltura, verdades irrefutables con vergonzosas mentiras, alterna inaceptables chantajes con mansos halagos, ostenta prepotencia con palabras de falsa humildad, tratando en todo momento de demostrar el porque de su ideología obsoleta, motivando las razones por las cuales el tiene que quedarse  de por vida en el poder para gobernar el país. Estas son solamente algunas de las características que distinguen a ese digno representante de esa arte tan vieja como el mundo que es la “oratoria”.

Desde Italia  –  Paolo Montanari Tigri




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