El autodenominado “canciller” de las FARC, Rodrigo Granda Escobar, llegó a Venezuela el pasado 19 de octubre. Granda cruzó a pie por el puente internacional Simón Bolívar, que comunica a Cúcuta con San Antonio del Táchira, con autorización de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) de Colombia, que lo autorizó a salir del vecino país para cumplir compromisos en territorio venezolano.

Nadie sabe con exactitud cómo entró Granda a Venezuela. No se sabe si utilizó pasaporte colombiano, cubano o venezolano. Nadie lo vio haciendo cola frente a las taquillas del Saime en San Antonio del Táchira. Tampoco lo vieron sellando pasaporte en las oficinas de Migración Colombia ubicadas en el sector La Parada, a pocos pasos del puente internacional. Como Granda fue bautizado el “canciller” de las Farc es probable que tenga pasaporte diplomático.

La JEP autorizó mediante una resolución la salida de Colombia del líder de las Farc, ahora convertida en partido político, para que viajara a la ciudad de San Juan de los Morros, capital del estado Guárico, del 17 al 25 de octubre. Medios colombianos aseguran que ésta sería la segunda vez en la que Granda viaja a Venezuela en menos de un mes, esta vez con la excusa de participar en un encuentro político internacional.

Las autoridades colombianas explicaron que la solicitud de Rodrigo Granda para salir de su país se argumentó con “una invitación elevada por el rector de la Universidad Nacional Experimental de los Llanos Centrales ‘Rómulo Gallegos’” para que el ex guerrillero participara en una conferencia relacionada con temas de paz.

Granda consignó una carta de invitación para participar en el panel “Pedagogía sobre la Paz. Experiencia del Acuerdo de La Habana en el Marco Internacional” que se desarrolla en San Juan de los Morros, del 18 al 24 de este mes. Al otorgarle el permiso la JEP advirtió al ex líder guerrillero que debe “presentarse personalmente en la Secretaría de la Sala de Amnistía o Indulto de ese tribunal al día siguiente de su llegada. Además, allí tendrá que firmar un acta que deje constancia de su retorno al país”.

El canciller de las Farc deberá estar de regreso en Colombia el viernes 26 de octubre, antes de las 5:30 de la tarde, para firmar un acta que dé cuenta de su regreso al vecino país. Lo curioso de todo este asunto es que la JEP dio un permiso de nueve (9) días al ex líder de las Farc para que participara en un evento donde sólo daría una conferencia el martes 23 de octubre. ¿Qué hará Rodrigo Granda los otros ocho días que permanecerá en Venezuela?

Granda fue noticia en Venezuela hace 14 años. El 13 de diciembre de 2004, el guerrillero colombiano fue detenido en Caracas por una comisión del antiguo DASy en colaboración con efectivos del Gurpo Anti Exorsión y Secuestro (GAES) de la Guardia Nacional. La operación contaba con el apoyo del gobierno colombiano, presidido por Alvaro Uribe Vélez, pero no tenía autorización del gobierno venezolano, presidido por Hugo Chávez Frías.

La operación fue muy rápida. Granda fue interceptado por tres automóviles. Lo bajaron del vehículo en el que se desplazaba, fue amordazado y maniatado. Su rostro fue cubierto con capucha negra y traslado por carretera desde Caracas hasta San Antonio del Táchira. En 12 horas fue sacado del país. Dos días después se anunció que lo habían detenido en Colombia.

Chávez ordenó una investigación y al descubrir que Granda había sido detenido y sacado de Venezuela sin su permiso, montó en cólera y casi rompe relaciones con Uribe. Una docena de efectivos militares de la GNB fueron detenidos y sometidos a juicio. La mayoría fueron dados de baja. En el gobierno de Chávez era un delito “muy grave” detener a guerrilleros de las Farc y del ELN.

Catorce años después de aquel incidente, Rodrigo Granda ha regresado a Venezuela para participar en un conversatorio sobre «Pedagogía de la Paz» en la Universidad Nacional Experimental Rómulo Gallegos, en el estado Guárico. Allí manifestó que «no se puede permitir ninguna injerencia e intervención militar sobre el suelo sagrado de Bolívar y Chávez». Claro, siempre y cuando esa injerencia militar no sea la cubana o la de las Farc y el ELN.

Durante su conferencia, Granda, dijo que “los que intentaron supuestamente matar a Nicolás Maduro son unos malditos asesinos» y manifestó que está convencido de que si los factores del exterior dejan de «asfixiar a la revolución Bolivariana», Venezuela podría salir de la difícil situación en la que se encuentra.

Granda criticó que el gobierno colombiano permita que funcione en Bogotá un Tribunal Supremo en el Exilio que pretenda realizar un juicio político contra Nicolás Maduro, además de resaltar que no se puede tolerar que la oposición venezolana «se mueva» por los pasillos del Congreso y el Palacio de Nariño.

Granda no dijo, por supuesto, que los guerrilleros de las Farc se “mueven” como pedro por su casa en Venezuela. No mencionó que las Farc tienen campamentos instalados en Zulia, Apure, Guárico, Cojedes y Amazonas. Tampoco dijo que el arsenal que las Farc no entregó a la ONU (armamento nuevo y de grueso calibre) fue escondido en territorio venezolano como un plan B, por si acaso el proceso de paz en Colombia fracasa.

Granda dijo en su conferencia en San Juan de los Morros, que en caso de que se genere una «intentona contra Venezuela», todos los latinoamericanos se deben dirigir hacia el territorio venezolano para apoyar y defender la revolución bolivariana. De ser así, sería válido pedir también que todos los latinoamericanos ingresen a Venezuela para defender a los venezolanos de la dictadura de Nicolás Maduro y de la invasión de cubanos, rusos, chinos y guerrilleros que se encuentran en el país defendiendo a la dictadura.

Granda fue dejado en libertad en 2007. Alvaro Uribe aseguró en una entrevista con Blu Radio, que liberó a Granda por petición del entonces presidente francés Nicolás Sarkozy. La liberación de Granda se hizo con la condición de que fuera gestor de paz. En noviembre de 2007, el gobierno de Colombia se enteró que Granda no estaba trabajando por la paz, sino que estaba en las montañas con el alto mando de las Farc. El guerrillero apareció en unas fotos junto a otros líderes guerrilleros, anunciando que “había retornado a la montaña, sin nunca haber abandonado su actividad guerrillera, ahora con la misión de servir de intermediario entre el secretariado de las FARC- EP y el presidente de la República Bolivariana de Venezuela Hugo Chávez”.

Al darse cuenta que lo habían engañado, en 2008 el gobierno de Uribe pidió a Interpol emitir una circular roja por la recaptura de Rodrigo Granda. Según El Espectador, en ese entonces, el vicepresidente Francisco Santos dijo que “el Gobierno ya estaba cansado de que Granda no estuviese haciendo nada para buscar acercamientos entre las Farc y la administración Uribe”.

Granda nunca fue arrestado. Se escondió en Venezuela y desde este país viajaba a Cuba, protegido por el gobierno de Hugo Chávez Frías. No se le volvió a ver hasta que reapareció para las negociaciones con el gobierno de Juan Manuel Santos, primero en Oslo, Noruega, en 2012, y luego en La Habana, Cuba. Granda se acogió a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), aprobada por el gobierno de Santos, con lo cual evitó regresar a la cárcel.

Todo el mundo sabe que lo que menos ha hecho Rodrigo Granda es trabajar por la paz. Los líderes de las Farc no han hecho nada por la paz. Y si no lo creen, pregunten al guerrillero Jesús Santrich, quien estaba traficando miles de kilos de cocaína a EEUU aprovechando su credencial como diputado del Congreso de Colombia.

La visita de Rodrigo Granda a Venezuela no es para buscar la paz. Todo lo contrario, es para alimentar la guerra. Las Farc tienen campamentos guerrilleros muy bien instalados en territorio venezolano. Informes de inteligencia dan cuenta de la presencia de células de las Farc en Zulia, Apure, Guárico, Cojedes y Amazonas. Las Farc controlan todo el tráfico aéreo de la droga que sale de Venezuela rumbo a Honduras y Guatemala para luego tomar rumbo a México. Las Farc están extrayendo coltán, mineral que sacan del país a través del río amazonas. Y mientras hacen todo eso, están entrenando a guerrilleros venezolanos y adquiriendo armamento para defender la revolución en caso de una intervención militar de EEUU en Venezuela.

Granda no fue a Guárico a dar una conferencia. Esa fue la excusa. Granda vino a Venezuela a sostener reuniones con altos mandos de las Farc que viven en este país y a coordinar los detalles de la participación de la guerrilla colombiana en el plan de defensa de la revolución.

Por cierto, no es casualidad que la supuesta conferencia de Granda se haya hecho en Guárico. En ese estado existe una célula de las Farc desde hace 10 años. La guerrilla colombiana se estableció en Guárico desde el mismo momento en que el capitán Ramón Rodríguez Chacín asumió la gobernación de ese estado.

Rodríguez Chacín era el “enlace” entre las Farc y el gobierno de Hugo Chávez. El capitán Rodríguez Chacín luchó contra la guerrilla colombiana entre los años 70 y 80. De hecho participó en la organización y ejecución de la masacre de El Amparo (29/10/88) en el estado Apure. Pero tan pronto Chávez asumió el poder, Rodríguez se convirtió en el mejor amigo de las Farc. Rodríguez lideró el equipo que ayudó al proceso de liberación del hijo de Clara Rojas, la amiga de Ingrid Betancourt secuestrada por las Farc.

Toda la ayuda que Chávez dio a las Farc la coordinó Ramón Rodríguez Chacín. En la agenda privada de Granda en Venezuela hay una reunión secreta con Rodríguez Chacín y seguramente también con Maduro. Las Farc regresan al monte. Pero no al monte colombiano, sino al monte venezolano, desde donde lucharán para defender a Maduro y atacar al gobierno de Iván Duque.

 




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