A escala mundial, es el tercer tipo de cáncer más frecuente en las mujeres.  En Venezuela, es el segundo, después del cáncer de mama, registrándose como el más frecuente en mujeres jóvenes, sobre todo en edades comprendidas entre los 35 y 55 años.

El cáncer de cuello uterino o cáncer cervical se origina en las células que revisten el cuello uterino, la parte inferior del útero (matriz). Estas células no se tornan en cáncer de repente, sino que las células normales del cuello uterino primero se transforman gradualmente con cambios precancerosos, que si progresan se tornan malignos.

Se usan varios términos para describir estos cambios precancerosos, incluyendo neoplasia intraepitelial cervical (NIC), lesión intraepitelial escamosa (LIE) y displasia. Estos cambios se pueden detectar mediante la prueba de Papanicolaou (citología) y se pueden tratar para prevenir el desarrollo del cáncer, comentó la doctora María Belén Fuentes, oncólogo de Oncosalud.

El VPH es responsable de más del 90% de los casos

Varios factores de riesgo aumentan la probabilidad de padecer cáncer de cuello uterino. El factor de riesgo más importante es la infección con el virus del papiloma humano (VPH). Aunque existen otros factores como el tabaquismo; las fumadoras tienen aproximadamente el doble de probabilidades respecto a las no fumadoras de padecer este tipo de cáncer. Otro de ellos es el sobrepeso, la malnutrición y el uso continuo de anticonceptivos orales.

Un enemigo silente

Las mujeres con cáncer de cuello uterino en etapa temprana y lesiones premalignas usualmente no presentan síntomas. Los síntomas a menudo no comienzan hasta que el cáncer se torna invasivo y crece hacia el tejido adyacente. Cuando esto ocurre, los síntomas más comunes son: sangrado vaginal anormal, una secreción vaginal inusual (la secreción puede contener algo de sangre y se puede presentar entre sus periodos o después de la menopausia) y dolor durante las relaciones sexuales (coito), destacó la doctora Fuentes.

La prueba de Papanicolaou es una prueba de detección, no de diagnóstico. Por lo tanto, el resultado anormal de una prueba de Papanicolaou podría significar que es necesario realizar otras pruebas como la colposcopia (con biopsia) y un raspado endocervical, con el fin de determinar si en realidad hay un cáncer o una lesión premaligna.

Después de que la mujer ha sido diagnosticada con cáncer de cuello uterino, los médicos tratarán de determinar si el cáncer se ha extendido fuera del cuello uterino. Este proceso es referido como estadificación. Las etapas del cáncer de cuello uterino van desde la etapa I (1) a la IV (4). Por regla general, mientras más bajo sea el número, la extensión del cáncer es menor. Un número más alto, como la etapa IV, significa un cáncer más avanzado.

Las opciones para tratar a cada paciente con cáncer de cuello uterino dependen de la etapa de la enfermedad así como también pueden influir en sus opciones la edad del paciente, estado general de salud, circunstancias individuales y preferencias.

Detección temprana es la clave

El tratamiento de todas las condiciones previas al cáncer puede ser sencillo con procedimientos quirúrgicos, que van desde una electro fulguración de las lesiones en el cuello uterino hasta la realización de un procedimiento quirúrgico denominado cono de cuello uterino, mediante el cual se elimina toda la zona enferma, manteniendo intacto el resto del útero. De esta manera el tratamiento en esta etapa es más económico, más sencillo y mantiene la posibilidad reproductiva de la mujer.

Este tipo de cáncer es prevenible, debido a que pueden pasar de 10 a 15 años desde que la persona adquiere la infección por el VPH hasta que se convierte en una lesión maligna, por esta razón, es sumamente importante que la mujer acuda al médico, con el fin de lograr el diagnóstico oportuno y reducir el riesgo de padecer esta enfermedad.




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