¡El optimismo es tema que traemos hoy, y debería sernos el de siempre! ¡Vivir con una disposición optimista ante la vida! ¿Y cómo podemos hacer eso? ¡Podemos comenzar si cargamos de optimismo nuestra consciencia, y si hacemos viable ese optimismo! ¡En todo lo que nos sea posible! Así, vamos a descubrir que todos tenemos esa gran herramienta psíquica, cuyos efectos (poderosos) poco conocemos: ¡el optimismo!

Será un acto de trascendente elección: ¡Cuando elijamos y sintamos el optimismo que haya en cada intención, y en cada acción de nuestra vida! ¡No dudemos, y comenzaremos a sentirnos más y mejor! Existe una manera o forma que nos beneficia, cada vez que optamos por activar el optimismo; porque intervenir de esa manera es utilizar una actitud (disposición) para enfrentar la vida, y que nos orientemos siempre energizados.

¿Cómo explicar más esta situación? ¡Es algo sencillo! Al ser optimistas nos activamos con optimismo, nos sentimos mejor y estamos más protegidos ante miedos inoportunos, al contar con más fuerza de nuestra autoestima tanto en instantes de vigilia (despiertos), como del sueño y otros estados funcionales de nuestro cerebro, que nos disponen con esta actitud favorable, el optimismo, para mejorar y alargar la vida.

Los niveles más altos de optimismo se asocian a una mayor longevidad, y a una mayor probabilidad de vivir más allá (inclusive) de los 90 años, que hoy ya es viable según datos conocidos para diferentes razas y orígenes.

¡Los niños tienen más probabilidades de triunfar, si desde muy temprano se desarrollan en este tipo de entornos redundantes en actitudes, expectativas, y disposiciones cargadas de frecuente optimismo! Investigaciones realizadas por universidades como Stanford y Harvard (en USA), muestran fuertes vínculos entre la longevidad y la disposición y acciones de “mirar” con frecuencia el “lado bueno” de la vida en las personas. ¡Es como si el optimismo se convirtiese, en sí misma, en una medicina favorable para la buena vida!

Estudios de psicólogos y psiquiatras, como los realizados en momentos del arranque de la pandemia universal del año 2019, y actualmente, nos descubren que tanto hombres como mujeres con niveles más altos de optimismo tienen vida mucho más calmada, y con más optimismo (entre 11% y el 15%), que personas que practicaban poco el pensamiento positivo.

Según los expertos, el optimismo no significa ignorar los factores de estrés de la vida. Sino que cuando ocurren cosas negativas, las personas optimistas son menos propensas a culparse a sí mismas, y buscan más a ver el obstáculo presentado como algo temporal y manejable, o incluso, positivo.

Los optimistas también creen que tienen control sobre su destino y pueden crear oportunidades para que sucedan cosas buenas en el futuro.

Ser optimista también mejora la salud, según los estudios. Investigaciones anteriores han encontrado una relación directa entre el optimismo y comportamientos más saludables en cuanto a la dieta y el ejercicio, así como una mejor salud cardíaca, un sistema inmunológico más fuerte, una mejor función pulmonar y un menor riesgo de mortalidad, entre otros.

¡Ustedes, amigos lectores que me leen, también pueden ser más optimistas! ¡Oigan esto, para que se animen: Ser agradecido y tener por qué agradecer, ¡puede ser una razón para ser más feliz, saludable y resiliente! ¡Averígüenlo! Si ustedes son propensos a amargarse al estar estresados, pueden entrenar al cerebro a ser más positivo y aumentar la “producción” del optimismo.

Una forma eficaz de aumentar el optimismo es el método de (ser) «lo mejor yo posible». Es imaginarnos, a uno mismo, en uno o más momentos del futuro, en que hayamos conseguido resolver muchos (o todos) nuestros objetivos y problemas en estados de optimismo.

Comienza a escribir durante 15 minutos sobre los aspectos específicos que has logrado y dedica cinco minutos a imaginar cómo se ve y se siente esa realidad. Practicar esto a diario puede mejorar significativamente tus sentimientos positivos, según dicen los expertos en psicología positiva.

Tomarse breves minutos cada día para escribir sobre algo que agradecemos, también puede significar mejorías en nuestras perspectivas de vida. Son claros los estudios que demuestran que practicar el recurso anímico del agradecimiento (aún sin ser manifiesto) mejora las habilidades del afrontamiento emocional positivo, al romperse el típico estilo de pensamiento negativo, de sentir rígido, tan poco vinculante; y en su lugar, propiciar se le sustituya por el auténtico optimismo.

¡Merecemos una vida más larga, más autentica, más feliz y positiva! ¡Una vida que permanezca siempre regada por las virtudes del optimismo!

Hernani Zambrano Giménez, PhD.

hernaniyo@outlook.com




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