Los recién nacidos luchan por su vida pese a la grave escasez de medicamentos (Foto Nina Gabriella Bortolussi)

La mañana se hacía larga en la sala de espera de la emergencia infantil de la Ciudad Hospitalaria Dr. Enrique Tejera (CHET). Los familiares de los infantes apenas comenzaban su rutina cotidiana, la cual consiste en la búsqueda de medicamentos para mantenerlos con vida, pese a las insalubres condiciones en las que se encuentra el lugar. 

Lorenit Quevedo estaba sentada en uno de los mesones. Desde hace casi un mes duerme allí mientras su hija recién nacida lucha por su vida en la Unidad de Terapia Intermedia Neonatal (UTIN), donde no cuentan ni siquiera con una vía intravenosa para pasarle su tratamiento. «Todo lo he tenido que comprar. Eso me genera mucha rabia porque el gobierno se llena la boca al decir que la salud en Venezuela es pública, cuando los bebés se mueren por falta de insumos ante la imposibilidad de sus padres de costear las medicinas» 

A Quevedo no le pesa el sacrificio económico por su niña, pero varias veces ha tenido que recurrir a préstamos o donaciones de amigos, familiares y hasta de desconocidos para que no le falte ningún fármaco.

A la escasez se le suma la inoperatividad de las unidades de bionálisis, radiología, entre otras. Los familiares de los neonatos deben acudir a recintos privados para descartar o confirmar ciertas patologías. «Aquí se han robado hasta teléfonos para poder costear los exámenes médicos. A mi hija le mandaron un hemocultivo que costó 650 mil bolívares y eso porque me moví. Por acá cerca me estaban cobrando más de un millón» 

REVENTA DE MEDICAMENTOS 

A pocas cuadras del centro asistencial se consigue todo lo que allí no hay. Jeringas, mariposas, catéter, tubos de ensayos y demás son revendidos a un elevado costo, pese a que la Gobernación de Carabobo se comprometió a acabar con esas mafias.

Una inyectadora de 100 cc cuesta 50 mil bolívares,  un catéter sobrepasa los 200 mil. Todo debe ser cancelado en efectivo, atestiguó Quevedo.

Los pocos insumos que llegan a la CHET son robados por algunos familiares, también porl personal que labora en el recinto. Una de las madres que no se identificó comentó que ella pide gasas en la emergencia de adultos y las revende a 10 mil bolívares para combatir los estragos que le ha ocasionado la enfermedad de su niño. «Estoy esperando que llegue un catéter a ver si lo clavo en 180 lucas»

Ante la confesión todos estaban indignados, pero no sorprendidos. Quevedo recalcó que en el sitio reina la indolencia y el egoismo, al igual que en el resto del paí. «A la mayoría no le importa el padecimiento ajeno».

INSALUBRIDAD 

La insalubridad impera en la sala de espera de la emergencia infantil de la CHET. Los baños para familiares tienen un olor putrefacto. No se lavan por falta de agua y personal de mantenimiento. 

Los mosquitos han hecho de las suyas por la falta de aire acondicionado, lo que la denunciante calificó como infrahumano. Esto puede generar otras enfermedades como el dengue o la chikungunya.

La nevera está dañada desde hace tiempo. Es utilizada para guardar objetos personales en lugar de medicamentos.

Las condiciones para dormir son deplorables. Las personas duermen en el piso a la espera de una llamada por si a los niños les pasa algo, puntualizó.

Los familiares de los niños que se encuentran en la Unidad de Cuidados Intensivos, Reten o la Unidad Itermedia de Terapia Neonatal tienen que bañarse con tobos y en un lugar, donde las cucarachas y la suciedad abundan (Foto Nina Gabriella Bortolussi)



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