Luego de largos meses de paralización de la oposición venezolana, no así la sociedad civil, el mes pasado se contabilizaron cerca de mil protestas por diversas razones: servicios públicos, aumentos de sueldos, libertad de algunos de los presos políticos, etc. Las fuerzas disidentes al gobierno comienzan a moverse por diferentes rutas con el fin de conseguir desarropar a toda la sociedad civil, incluyendo, evidentemente, los partidos políticos.

Pienso que después de tantos tropiezos y avatares de todo tipo, ambos poderíos han comprendido la necesidad de andar al alimón. Entendieron, al fin, que ambas se complementan. De manera que para conseguir el foco, esto se refiere a las líneas estratégicas a seguir para hacerle auténtico peso al régimen de Nicolás Maduro es necesario hacer los virajes que los nuevos tiempos nos requieren.

Comienzan a verse destellos; algunos pasos que pudieran de nuevo conseguir el camino perdido, el foco, la luz de lámpara. Henrique Capriles, por ejemplo, evidentemente uno de los líderes importante de la democracia, se refería con particular interés sobre este hecho de enfocarse fielmente. El dirigente de Primero Justicia asegura: “que hay que recuperar el enfoque político para articular una respuesta a la crisis del país. Por haberlo perdido hemos permitido que se nos extravíen las rutas más eficaces, hasta el punto de desaprovechar nuestros espacios más contundentes para comunicar y accionar a nuestra gente, cayendo en las trampas de la inacción y regalándole terreno a los responsables defensores de la antipolítica”.

Otro elemento complementario fundamental para alcanzar el camino recto que nos conduzca a la meta de la victoria está en buena medida en la unidad, en la conexión del discurso, en la fuerza de la sinergia que evite la dispersión de fuerzas y esfuerzos. Aunque desconocía el contenido de algunas intersantes propuestas de María Corina Machado, me voy a acoger a la palabra y seriedad del profesor y director de Micro Análisis, Jesús Seguías. Dice: 1. Debemos aprender de María Corina. Ella ya lo comprendió. Está dispuesta a negociar hasta con los diablos y está decidida a hacer concesiones. De no ser así ¿qué sentido tendría entonces la carta que acaba de dirigir a Putin y Xi Jinpin? 2. La carta es una brillante pieza de pragmatismo político. Ella pasó por alto todo el armamento que aportaron China y Rusia para reprimir sangrientamente las manifestaciones populares en Venezuela.

Ella ignoró toda la ayuda económica y diplomática dada por ambos presidentes (ilegítimos, por cierto) para sostener al gobierno de Maduro y prolongar la agonía de los venezolanos. Llamo excelencia a esos dos dictadores. 3. Pero eso no significa que ella ignore esas duras realidades, o que haya renunciado a sus principios políticos. No. Para nada. Es honesta.

Hizo lo correcto. Ella está enfocada en el objetivo, y sabe que la crisis venezolana se resolverá en una mesa de negociaciones. Esto es un inmenso avance.
En conclusión, de continuar por este sendero de luminiscencia, de discernimiento político puro, en relativamente estaremos caminando hacia el rescate de la democracia y desarrollo de un país que inauditamente sucumbe de mengua… un país en la inopia…




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