*** RAYA ANDANTE. En las últimas diligencias que ha hecho Maduro tratando de “salvarle un ojo al gallo”, y procurando a la vez congraciarse con Julio Borges, quien será el próximo presidente de la Asamblea Nacional, mueve las piezas para provocar un cambio sustancial en su Gabinete, pero hasta ahora no ha podido avanzar por el pugilato que conmociona las relaciones del gobierno y el PSUV, y porque, además, todos los potenciales candidatos a ministros que ha contactado, no le han aceptado los cargos, en una conducta evidente de que no se quieren inmolar. La torta negra.

*** ESPEJO RETROVISOR. El presidente Maduro huye hacia adelante, pero huye. Ahora mismo arrecian los ataques contra Barack Obama, a quien llegó hasta acusar de las crisis monetaria de Venezuela, tratando de confundir y poner de su lado al Donald Trump, el presidente electo de EE.UU., quien ya lo metió en sus objetivos a golpear tan inmediatamente asuma el gobierno gringo. Y la arremetida no será virtual sino de hecho y derecho. El nombramiento de Rix Tillerson como próximo Secretario de Estado norteamericano, resulta el alerta más contundente al régimen venezolano, pues no hay que olvidar que este empresario presidía la ExxonMobil Co., cuando Hugo Chávez le confiscó y expropió una concesión petrolera que esa empresa yanqui había ganado en buena lid, en una licitación en la Franja del Orinoco. Quien la debe, la paga.

*** TIEMPO VENCIDO. Aumenta la presión y la preocupación en las empresas internacionales suplidoras de alimentos para Venezuela, por la altísima deuda que arrastra el gobierno y el crecimiento de su insolvencia en tiempo y dinero. Hace poco el economista Francisco Rodríguez, el hijo de Gumersindo ministro estrella de la CAP, tenía listo un préstamo para pagarle a dos empresas brasileñas que traen comida al país, pero el Bank Of América, que iba a dar el crédito, lo echó todo pa’tras, cuando el régimen ocupó arbitrariamente los depósitos de Kreisel y se apoderó de la mercancía en existencia, que luego entregó como regalos de Maduro, vestido de ”Niño Jesús” en los barrios de Caracas. Un clavo saca otro clavo.

*** CACHUNCHÚ FLORIDO. El alcalde Miguel Cocchiola viajó calladito a Estados Unidos, esta vez a pasar la Navidad y recibir el 2017 al lado de sus familiares que desde hace tiempo viven en USA. Ahora no salió con los apremios de la enfermedad, sino haciendo uso del legítimo derecho que tiene de descansar, como ser de carne y hueso. Eso sí, regresará en los primeros días de enero para montarse de nuevo “en el burro” y mantener la actividad que estuvo cumpliendo las últimas semanas en aras de servirle a Valencia y llenar las expectativas que se plantearon con su llegada a la Alcaldía de Valencia, recuperando los espacios y la confianza de los valencianos, que lo conocen como un empresario privado exitoso, prestado a la política, que no había podido atender con creces sus obligaciones, por dificultades de salud y altibajos ajenos a su gestión. Santiago Rodríguez comodín de lujo. Con la braga azul.

*** CUENTA REGRESIVA. Al tocayo Francisco Ameliach le atribuyen la derrota que sufrió el chavismo en el Concejo Municipal de Valencia, que no pudo nombrar a  Fernando Núñez, militante del PSUV, de nuevo presidente del Ayuntamiento en reemplazo del “Ché” Valera, quien a la calladita y complicidad con 3 disidentes de la fracción roja-rojita y los 4 concejales de la MUD, le “enredaron” el papagayo al gobernador y su partido, y designaron a Jaime Torres para dirigir el poder legislativo municipal. En la jugada se movió como “peso pluma” la concejal de AD, Mariela Domínguez y su compinche Orlando Tortolero, quienes se han constituido en llave perfecta en los designios del municipio. A raspar la olla.

*** MURIÓ OTRO AMIGO. Éstas han sido las peores navidades de los últimos tiempos. Hambre, miseria, inflación, inseguridad en medio de la crisis social, política y económica más severa que haya sufrido el país, y para colmo, acaba de morir otro amigo, de esos que hacen arrugar el corazón, cuando se van para no volver. Falleció primero Oscar Celli G., y ahora Ricardo Maldonado G., amigos en las malas y en las buenas. ¡Qué tristeza y que dolor! Ricardo, te vas cuando más falta haces. No te despido, porque a los amigos no se despiden al morir. Se les recuerda, en respeto a su memoria, para hacerlos inmortales. Duro,…el día después.




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