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(Foto referencial)

Luego de al menos cuatro meses de relativa estabilidad, las interrupciones del servicio eléctrico se vuelven a instalar en la cotidianidad de los carabobeños, sin previo aviso ni una programación anunciada. Las causas son ya conocidas: existe un déficit casi total en la generación interna de Carabobo ante la paralización de sus termoeléctricas por falta de combustible y repuestos, entre otras causas.

Así lo señaló en entrevista con El Carabobeño el ingeniero Isnaldo Jiménez, presidente de la Asociación de Ingenieros Electricistas y Mecánicos de Carabobo. Además, agregó, la inestabilidad del sistema interconectado que depende de la energía generada en la Complejo Hidroeléctrico Simón Bolívar, también conocido como Hidroeléctrica Guri, es otro factor que contribuye en la acentuación de las fallas eléctricas en el estado.

“Ahorita hay problemas de máquinas, líneas, subestaciones y otros que convergen y propician que el sistema interconectado no sea tan estable como sí lo fue durante los cuatro meses anteriores” detalló el también presidente de la Comisión de Electricidad del Colegio de Ingenieros de Carabobo. “En esos meses de relativa estabilidad posiblemente la generación de Guri mejoró, aunque la generación de Carabobo desmejoró totalmente”.

Según el especialista, de cinco termoeléctricas con las que cuenta la entidad carabobeña, solo dos se encuentran parcialmente operativas: Pedro Camejo, que debido a la escasa disponibilidad de gas, en el mejor escenario produce apenas 80 megavatios (mw) de los 300 de su capacidad instalada; y Planta del Este, que genera de forma intermitente entre 12 y 24 mw, principalmente para abastecer al norte de Valencia.

Esta situación deja a Carabobo con un déficit de casi 80 % de generación interna, ya que con suerte el estado solo logra producir unos 104 mw de los 500 mw que requiere para cubrir el consumo promedio actual. Los 396 mw restantes los provee la Hidroeléctrica Guri mediante el colapsado sistema interconectado, del que también dependen los demás estados del país.

“Carabobo prácticamente no tiene generación propia, por lo que requiere de la generación de la (hidroeléctrica) Simón Bolívar y del sistema interconectado”, reiteró el ingeniero electricista, con al menos 40 años de experiencia en el sector público vinculado al servicio eléctrico. “Cuando Guri tiene generación suficiente y aumenta su capacidad de transmisión, en Carabobo hay estabilidad. Pero si hay fallas en Guri, eso también se refleja en el estado”.

Jiménez recordó que la central termoeléctrica Planta Centro, un icono en la región por su capacidad instalada de dos mil 600 mw, no está generando ni un solo megavatio desde el pasado 14 de febrero, a causa de un incendio de estructura que se produjo presuntamente en la caldera de la Unidad V, la cual había sido reactivada una semana antes del incidente.

Castillito y Termo Centro también están apagadas, en ambos casos por escasez de combustible: gas, fuel oil y gasoil. “Solo falta combustible para encenderlas, porque están en buenas condiciones”, sostuvo el vocero de la Asociación de Ingenieros Electricistas y Mecánicos de Carabobo.

Además de la falta de generación interna y la inestabilidad del sistema interconectado, también existe un déficit de personal capacitado para operar los equipos. “El personal se ha diezmado. Hay una migración total del personal base, quedando a la deriva el funcionamiento operativo idóneo del sistema eléctrico de Carabobo”, expuso.

A su juicio, pese a las fallas, “Corpoelec hace su esfuerzo con lo que tiene, eso no se puede negar. Tratan de hacer mucho con poco para tratar restituir el servicio”.

Pacientes bajo atención domiciliaria afectados      

“Vemos con preocupación, sobre todo en Carabobo, las interrupciones del servicio eléctrico, ya que hay personas con COVID-19 que están siendo atendidas en sus hogares por falta de capacidad física y de infraestructura tanto del servicio de salud público como el privado”, alertó la coordinadora regional del Grupo Interdisciplinario para la Emergencia Humanitaria Compleja, Luisa Rodríguez Táriba.

De acuerdo a Rodríguez Táriba, muchos ciudadanos se han visto en la necesidad de convertir sus viviendas en pequeños centros de salud, que no están dotados con planta eléctrica. Es por eso que “vemos todos los días la angustia de las personas que tienen a sus familiares con concentradores oxígenos y otros equipos que necesitan electricidad y no tienen servicio eléctrico”.

Fue enfática al explicar que la salud no es solamente tener acceso a una pastilla y a un doctor en atención primaria o especializada, sino más bien un compendio de servicios. “Tenemos que tener agua, electricidad, alimentos, medicamentos y profesionales de la salud que además de estar vacunados y protegidos, también estén bien remunerados”, ratificó la vocera, en entrevista con El Carabobeño.

Por su parte Aixa López, presidenta del Comité de Afectados por Apagones, también advirtió que los constantes apagones y fallas en el servicio eléctrico que se registran en el país afectan gravemente a los pacientes con COVID-19, cuyo estado les obliga a permanecer conectados a concentradores de oxígeno que dependen de la corriente.

En las últimas semanas, precisó, desde el comité han recibido más de 100 denuncias, en todo el territorio nacional, de quienes las fallas eléctricas ponen en grave riesgo sus vidas. «Son ciudadanos cuyas vidas depende de un respirador artificial, que se encuentran recibiendo tratamiento en casa producto del colapso de hospitales y clínicas, y que además de la enfermedad deben vivir con la zozobra de que en cualquier momento pueden quedarse sin este servicio público”.

Más de 38 mil fallas eléctricas

López, tras subrayar que continúa la precariedad del servicio eléctrico por la falta de mantenimiento, puntualizó que solo en el mes de marzo contabilizaron 13 mil 681 fallas entre bajones y apagones.  Según sus datos, se han registrado más de 38 mil cortes eléctricos en el primer trimestre del 2021.

«Lo hemos advertido incansablemente al país, estamos en profundo riesgo de vivir días de oscuridad como ocurrió en el año 2019. Siguen desfilando ministros por la cartera de Energía Eléctrica y no se toman las medidas que el Sistema Eléctrico Nacional requiere para frenar el colapso definitivo», sostuvo.

En este sentido, la experta en la materia agregó que los estados con mayor déficit siguen siendo Zulia y Táchira, mientras que Miranda y Barinas empiezan a despuntar en este récord negativo. De acuerdo a su balance, enero cerró con 11 mil 055 fallas, mientras que febrero registró 13 mil 268.




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